Julián J. Hernández

UN MUNDO COMÚN
El miedo es siempre un mal consejero y cuando se apodera de personajes con mando, las consecuencias son funestas.


Hay un debate servido sobre las verdaderas prioridades de este gobierno. ¿Cuáles son las actividades esenciales mientras pasa la plaga del coronavirus?


Con la pandemia mundial del coronavirus, la ignorancia de los mandatarios ha quedado al desnudo a la hora de comunicar el tema.


La incertidumbre de la gente, a pesar de la masa de videoconferencias, encuentra una sola explicación: la comunicación oficial es un fiasco.


Él, por ejemplo, puede acusar cierta soledad, vacío, crisis de la edad. Ella, a su vez, anda en busca de dinero.


Entre el público solo un hombre, Benito Bermejo, miraba al sobreviviente con desconfianza.


El peor mundo, para mí, es el de un nuevo oscurantismo practicado por los seres queridos y los allegados donde se censuren las ideas, se proscriban opiniones y se “queme†a los opositores en el ciberespacio.


Mensajes publicitarios que mostraron efectividad comercial en el pasado, serían profundamente reprobados en la actualidad y, quizás, prohibidos.


Las voces de familiares de Fatima y activistas, con razón, claman justicia. Es aquí donde el presidente ha dejado atónitos a muchos con su respuesta.


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