Un sobreviviente del nazismo y las trampas del lenguaje

Entre el p煤blico solo un hombre, Benito Bermejo, miraba al sobreviviente con desconfianza.
01/04/2020

Al verle, parec铆a uno de esos jubilados que llevan una vida modesta. Pero sus ojos cansados contaban otra historia. En el sal贸n semioscuro, donde se reunieron j贸venes y viejos para escucharle, se respiraba en silencio. Con voz firme, Enric les habl贸 del pasado, de soldados d茅spotas, de ni帽os ejecutados de un tiro, de mujeres violadas y calcinadas; del Holocausto. 

Los presentes quedaron estupefactos. Era el a帽o 2000, y cada vez sobreviv铆an menos testigos del nazismo como aquel samaritano.

Su nombre era Enric Marco y hab铆a nacido en Barcelona, el 12 de abril de 1921. Poco despu茅s, su madre entr贸 a un sanatorio mental, donde permaneci贸 hasta su muerte en 1956.

En su madurez, Marco comenz贸 a frecuentar a ex prisioneros espa帽oles de la II Guerra Mundial para contarles su caso. Eran hombres envueltos en la soledad, el recuerdo y la amargura. A ellos les dijo que hab铆a sido un joven afiliado a los c铆rculos anarquistas durante la Guerra Civil, y que defendi贸 a los humildes, a los campesinos y a los trabajadores. Amenazado por la dictadura, se hab铆a exiliado en Francia.

Marco dijo que se hab铆a unido a la resistencia francesa para sabotear en todo lo posible a los alemanes. Describi贸 una vida de pr贸fugo en barrios, callejones y a campo abierto, como una presa a la que los cazadores pisan la sombra. Sin embargo, lo peor vendr铆a despu茅s.

Enric Marco era historia viviente, y todo mundo quer铆a escucharlo. Lo invitaron a escuelas, clubes e institutos a hablar de su experiencia. Ante sus quietos oyentes, revel贸 que los nazis finalmente lo capturaron y lo hab铆an enviado al campo de concentraci贸n en Flossenb眉rg, Baviera. Ah铆, pas贸 hambre, fr铆o y golpes. Vio morir de tristeza a hombres separados de sus hijos y esposas. Era corriente llenarse de piojos y garrapatas en sus covachas. Terminada la guerra, fue uno de los pocos que sali贸 vivo.

En 2001, gracias a su val铆a, obtuvo la medalla al m茅rito Creu de Sant Jordi, otorgada por la comunidad aut贸noma de Catalu帽a. En 2003, los sobrevivientes espa帽oles del holocausto lo nombraron presidente de la Asociaci贸n Amical de Mauthausen. En adelante, Marco asisti贸 a programas de televisi贸n y radio, y ofreci贸 entrevistas a la prensa. En todos dejaba una honda impresi贸n.

En 2005, invitado por el Parlamento Espa帽ol para conmemorar a las v铆ctimas de cr铆menes contra la humanidad, Marco subi贸 a la mayor tribuna de su pa铆s, y expuso un cuadro rico en episodios de crueldad, fortaleza y ternura. Los legisladores salieron conmovidos.

Entre el p煤blico solo un hombre, Benito Bermejo, miraba al sobreviviente con desconfianza.

Especializado en historia de la II Guerra Mundial, Benito Bermejo S谩nchez hab铆a seguido a Enric Marco desde hac铆a unos a帽os, interesado en su testimonio. Investig贸 en los archivos de Espa帽a, Francia y Alemania acerca del sobreviviente, visit贸 lugares y recogi贸 documentaci贸n relacionada con los hechos narrados por Marco. En efecto, Flossenb眉rg hab铆a sido la tumba de miles de j贸venes espa帽oles perseguidos por los nazis.

Pero hall贸 m谩s que eso.

Con base en evidencias y pruebas, Bermejo demostr贸 que Marco nunca estuvo en el campo de concentraci贸n de Baviera y jam谩s hab铆a militado en la resistencia francesa. Donde s铆 estuvo fue en la ciudad alemana de Kiel, pero no para combatir a los nazis sino para ayudarlos: fue contratado como obrero en la industria b茅lica, aprovechando la mano de obra barata que exportaba Espa帽a por entonces. Incluso, lo corrieron por incompetente, y m谩s tarde fue deportado.

As铆, ante los ojos sorprendidos de su gente, Enric Marco apareci贸 como un impostor, un mentiroso, un hablador, lo 煤nico que era. Sucedi贸 a unos d铆as de un encuentro con el presidente Rodr铆guez Zapatero.

Al poco tiempo, le retiraron la presidencia del Amical de Mauthausen y la medalla Creu de Sant Jordi.

LAS PALABRAS ENGA脩AN

Para un comunicador, que privilegia el lenguaje verbal en sus tareas, resulta dif铆cil entender que este instrumento se vuelva inconveniente y, en muchos casos, repugnante.

Hay una idea, m谩s o menos fraterna, en cuanto al uso de las palabras: son un elemento esencial para la transmisi贸n de conocimiento. Pero, al mismo tiempo, suscitan falsedades, equ铆vocos, confusiones. En la b煤squeda de la verdad, de saber universal, algunos fil贸sofos tienden a disminuir su importancia. En la literatura, sobre todo en lenguas latinas, sucede lo contrario: el verbo brilla como un sol en los esp铆ritus y es motivo de contemplaci贸n absoluta.

Fascinado por su ritmo y musicalidad, uno puede embriagarse del lenguaje y dejarse arrullar de sus movimientos. Entonces, se toma por verdad cada hecho que expresa e indica: ya nada resulta falso porque todo suena arm贸nicamente. Seguir铆amos en el error de no ser por la amonestaci贸n de algunos pensadores.

驴Por qu茅 nos timan con discursos? Despu茅s de hacerme esta pregunta, hall茅 accidentalmente un art铆culo sobre Alfred Korzybski, pensador polaco, autor del libro Ciencia y Cordura. Este hombre afirma que el significado de las palabras sustituye en nuestra mente a la realidad. 鈥淓l mapa no es el territorio鈥, dice en su obra, un aforismo que invita a experimentar, constatar o verificar el objeto de estudio en vez de quedarse con el solo enunciado. Encarece tambi茅n el uso de las ciencias exactas y las matem谩ticas en la b煤squeda de la verdad; estamos acostumbrados a creer en la estructura del lenguaje como m茅todo cient铆fico, seg煤n Korzybski, en la l贸gica verbal por encima de la observaci贸n emp铆rica. A los amantes del lenguaje les ha dejado esta 煤ltima sentencia: 鈥淟os individuos sanos le dan m谩s valor a los hechos que a las palabras鈥.

En l铆nea con el polaco, conoc铆 despu茅s a Stuart Chase y Colin Murray Turbayne. El primero, con pocas  variantes, es m谩s Korzybski: una cr铆tica al sistema filos贸fico basado en ideas preconcebidas y generalizaciones (The Tyranny of Words). En tanto, el segundo denuncia el car谩cter figurado del lenguaje como un problema para captar la realidad y ofrecer una imagen fiel de las cosas. 鈥淭endemos a pensar que la estructura del lenguaje es la estructura del mundo鈥, dice el autor.

A tono con estos esc茅pticos, record茅 una frase le铆da a Te贸filo Gautier hace 25 a帽os: 鈥淟as palabras son hembras; viriles, las acciones鈥. Por su dejo machista, no creo que se cite demasiado.

A mi entender, mientras pienso en mis propias experiencias, en encuentros y rupturas, en logros y fracasos, a mi entender, repito, las palabras expresan con m谩s profundidad las emociones que los hechos, la subjetividad que la objetividad. Nos rendimos a ellas, sobre todo, para sentir, para so帽ar, para recordar. Por eso, los espa帽oles no vieron al impostor en Enric Marco sino al sobreviviente del Holocausto.

No s茅 hasta d贸nde sigamos con esa actitud en los tiempos actuales, si nos hechizan m谩s las palabras que los hechos. Recuerdo ahora este 煤ltima proverbio: 鈥淭oda palabra es una palabra de m谩s鈥.

julian.javier.hernandez@gmail.com



JULI脕N J. HERN脕NDEZ ha sido editor y colaborador en peri贸dicos de Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de M茅xico. Actualmente es asesor en temas de comunicaci贸n y copywriting. https://medium.com/@j.j.hernandez

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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