Adolfo González

EL SEXTANTE
Es probable que Claudia esté superando con mucho en su desempeño a la mayoría de los integrantes de su partido, cuya imagen está dejando, en general, mucho que desear.


Si no hay contrapesos, si no hay separación de poderes, y si hay una casta gobernante que dispone de privilegios legales, no nos encontramos ante otra cosa que un régimen totalitario.


Ahora toca especular sobre si conocía o no las actividades de su subordinado, pero en cualquiera de los casos, y como mínimo, la responsabilidad política del que fuera operador de confianza de López Obrador es innegable.


La mayoría de los mexicanos que emigran a Estados Unidos es exilio más que migración, porque no se puede llamar de otro modo a la marcha forzosa de quienes, en su patria, ven cómo se les niega el pan y la sal.


Cuando el poderoso agarra ventaja es bien difícil que la suelte. En México se malogró la alternancia porque el PAN no pudo resistirse a beneficiarse del poder, y dejó las estructuras intactas.



El problema es que la mentira se ha vuelto sistema, y peor aún, que pasa de todo, pero nunca pasa nada. Los ciudadanos cada vez son más inmunes a los hechos y más permeables a los cuentos.



Países tradicionalmente tolerantes se han visto arrastrados a un sistema de bloques internos graníticos y casi irreconciliables.


Es de lamentar que Claudia no haya sido más prudente en lugar de enzarzarse en un intercambio de declaraciones y en una generación de expectativas cuya culminación iba a ser el G7.


El 1 de junio de 2025, fue el día en que se consumó que la justicia favorezca al movimiento gobernante, al régimen establecido. A efectos prácticos no hay más poder en México que el ejecutivo, teóricamente a cargo de Claudia Sheinbaum.


La separación de poderes ha sido vilmente atropellada. Después de desaparecer el legislativo como tal, reducido a mero palmero del ejecutivo, en breve desaparecerá también el judicial, con la farsa del próximo día 1.


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