Adolfo González

EL SEXTANTE
Xóchilt insiste en la confrontación, y no en la proposición. Y la guerra sucia contra la 4T definitivamente no funcionará, al menos no ahora.


No hay que razonar demasiado para darse cuenta de que insultar a quien, pese a no resolver la inseguridad, recibe el respaldo de tres cuartos de la población es hacer extensivo el insulto a todos ellos. 


La paradójica realidad es que una mayoría en México otorga su aprobación a la ineficacia total en el combate a su problema y preocupación número uno la inseguridad.


O el frente opositor entiende que la pelea es afuera y no adentro o las posibilidades de alternativa serán nulas.


Claudia Sheinbaum hace una apuesta clarísima por la continuidad, al abrigo de la popularidad indiscutible de AMLO, que sobrevolará la campaña sin estar en la boleta.


Nada hay más sintomático que la estúpida solemnidad del silencio cómplice con Morena, y por tanto, culpable, de una mayoría que, sin embargo, dice estar inquieta por la inseguridad.


Si un juez pasa tranquilamente a ser político, ¿qué le impide a un político hacer de juez?


Tanto en aprobación como en calificaciones altas los de menos estudios y los de más edad se unen como sus fortalezas sólidas a los morenistas y, por supuesto, a los perceptores de apoyos.


El carácter de López Obrador se ha forjado en una mezcla del resentimiento del vencido con la soberbia del finalmente vencedor.


Se confirma que el grueso de los seguidores de la 4T es una masa amplia, pero con poco sentido crítico, lo cual es un arma de doble filo.


Contenido reciente