De realidades, utopías y ficciones

Adolfo González

EL SEXTANTE
El apoyo ciudadano de que dispone Claudia es básicamente la esperanza, pero que no es ilimitado. Digamos que hay más expectación que euforia.
11/02/2025

“Las utopías tienen en su seno el germen de su propia destrucción”, Emilio Lara.
 
Hoy voy a comentar los que, por ahora, van a ser los últimos datos que nos proporcione SABA Consultores. Iba a decir que será así si Dios no lo remedia, pero quienes tendríamos que remediarlo somos cuantos tenemos interés en saber lo que sucede y cómo se lo toma la ciudadanía mexicana. Se dice que hay tres tipos de trabajo, el barato, el bueno y el rápido. Normalmente, el que se solicite sólo podrá tener dos de esas cualidades: un trabajo bueno y rápido no será barato; un trabajo barato y bueno no será rápido; y sobre todo, un trabajo barato y rápido no será bueno. Pues bien, SABA ha obrado durante años el milagro de ofrecer un muy buen trabajo, muy rápidamente, y además, en muchas ocasiones, ¡gratis! Esto es lo que se acaba hoy, pasaremos a navegar a estima y a intentar calibrar el “punto de fantasía” en el que nos encontremos. Porque, sigamos con el símil náutico, navegando sin realidades contrastadas sobre la opinión pública es fácil naufragar en el océano de la ficción. Desde esta humilde atalaya intentaré que, al menos, no sea fantasía interesada, que no es poco.
 
Uno de los últimos regalos que nos deja SABA es conocer de qué platicarían los mexicanos con Claudia Sheinbaum si tuvieran ocasión de ello. Mayoritariamente, le agradecerían, la felicitarían, le pedirían honestidad y transparencia, y casi un 8 por ciento le diría que siguiera el ejemplo de AMLO (mientras un 2,9 lo que quisiera es que no se dejara manipular por él: he ahí una incógnita aún por resolver). En cuestiones candentes, los ciudadanos querrían que mire por la seguridad y por ayudar a los necesitados. No obstante, una mayoría de casi un tercio se limita a decir que haga bien su trabajo, un deseo poco concreto pero comprensible. Además, hoy tenemos la valoración que hacen los mexicanos sobre dos parcelas. Un 50.5 % aprueba su combate a la impunidad, frente a un 30,8 que no lo hace. Y un 61,3 % cree que su manejo de los derechos humanos es bueno. Números todos ellos moderados que nos dicen que el capital del que dispone Claudia es básicamente la esperanza, pero que no es ilimitado. Digamos que hay más expectación que euforia. Veremos cómo lo aprovecha.
 
¿La actualidad? Trump y su “diplomacia del chantaje”, Claudia manejándose como puede, violencia y narcotráfico. Las dos últimas cosas, nada nuevo. Las primeras, previsibles, aunque hay que reconocerle a la presidente mexicana que su método y sus formas han superado con creces a las de, por ejemplo, sus homólogos Trudeau y Petro. Andan diciendo que por ser mujer, yo prefiero pensar que por ser mejor política. Pero la mandataria no renuncia a las proclamas nacionalistas que tanto rédito dan al populismo de todo pelaje. Decir que México no es colonia ni protectorado es una obviedad que sólo sirve para tocar fibras ya de por sí sensibles. La cosa es que, en términos prácticos Claudia sí que ha cedido en varios aspectos, lo que nos recuerda que de las palabras a los hechos va casi siempre un trecho, y más en términos políticos. Se extiende en medios afines al oficialismo el relato de que Claudia ha ganado la primera partida. No lo veo tan claro, pero ese parece que va a ser el discurso interesado dominante. Vamos a tener tiempo de comentarlo, pero ya sin el faro que nos proporcionaba SABA. Por eso es tan importante disponer de datos objetivos que nos muestren no lo que quieren que creamos, sino el verdadero impacto de los hechos en la opinión pública.
 
En el fondo de la cuestión, y no sólo es un problema mexicano, hay un punto de autocomplacencia y paternalismo sumamente peligroso. La reiterada mención de AMLO y la 4T a esos misteriosos “otros datos”, que incluye la supuesta intención de proteger al ciudadano de una realidad para la que, según ellos, no está preparado, encierra un sempiterno deseo utópico de control social, siempre justificándose en el bien colectivo. Según ese planteamiento sólo una élite estaría preparada para digerir lo que sucede, y en consecuencia para opinar, y por tanto se debe generar una corriente de pensamiento único que proteja al propio sistema. Dicho de otro modo, el sistema sería tan bondadoso y puro que la sola opinión divergente debe ser acallada porque ir contra lo establecido es en sí criminal.
 
Más claro todavía: la libertad, para ese estado de cosas, termina por ser peligrosa, y ni ese resultado ni el invento que lo provoca son nada nuevo. Muy recientemente, en su magnífico ensayo “Los colmillos del cielo” (que les recomiendo vivamente), Emilio Lara nos describe el mayoritario, y no pocas veces cruel, fracaso de las utopías. Un fracaso que podría resumirse, según el siempre rico acervo popular, en aquello de que “de buenas intenciones está el infierno lleno”. En cambio, el deseo de SABA de proporcionar datos que nos dibujen de un modo certero la realidad de la opinión pública no es ninguna utopía. Y no lo es porque, al contrario que la 4T y sus acólitos (y que antes el largo período autoritario del PRI), nunca pretendió generar un pensamiento único, sino propiciar que, a los datos certeros, se les dieran interpretaciones desde diversas ópticas. En suma, democratizar la opinión pública, que no es poca cosa.
 
Por eso es fácil de entender que su metodología no sólo no sea apreciada como merece, sino que incluso sea silenciada. SABA lleva practicando décadas la difícil conjunción entre ética y estética, anteponiendo la verdad a su propio interés, y por esto, amigos, en el mundo en que vivimos se paga un alto precio. En todo caso, la falta de un seguimiento fiable de la opinión pública representa un drama que nos afecta a todos, porque la verdadera utopía, la autoritaria, la de los “otros datos”, lo que desea es impedir que veamos lo que no quieren que se vea y que opinemos de lo que no quieren que se opine. Habrá tontos útiles que se alegren, ¡así la veracidad no les estropeará sus ficciones interesadas! Veremos lo que nos espera, estar desconectados de la realidad nunca trae buenos augurios. Pero en tiempos de oscuridad, el futuro, a veces, está a la vuelta de la esquina.

adolcafe@yahoo.es



ADOLFO GONZÁLEZ es Historiador, reside en España, y es analista político especializado en la interpretación de la metodología de Saba Consultores de medición de la opinión pública. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de Mobilnews.mx.

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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