La agencia calificadora Moody’s ratificó hoy la calificación crediticia de México en “Baa2”, pero modificó la perspectiva de estable a negativa. De acuerdo con la calificadora, la ratificación indica que el perfil crediticio de México sigue beneficiándose de una economía robusta y diversificada, así como del nearshoring. Sin embargo, señalan que el cambio en la perspectiva se debe a que ven un debilitamiento en la formulación de políticas del gobierno y del marco institucional, lo que eleva el riesgo de afectaciones a las finanzas públicas y el crecimiento económico.
El cambio en la perspectiva de la calificación crediticia hecho hoy es el primero de la administración de Claudia Sheinbaum, que solo lleva 45 días. De seguir los cambios en la perspectiva de calificación y/o recortes, implicaría un mayor riesgo de la economía de México que resultaría en depreciaciones del peso, salidas de capitales y mayor costo de financiamiento.
La calificación crediticia establece la capacidad de una empresa o gobierno para cumplir con los pagos de deuda y el riesgo que implica invertir en ella. Entre más alta sea la calificación, más segura y por lo tanto menos riesgosa.
Cada agencia calificadora tiene su propio modelo, utilizando variables cualitativas y cuantitativas. Las calificaciones se emiten sobre la deuda en moneda nacional y sobre la deuda emitida en moneda extranjera.
Además de la calificación, se establece la "perspectiva" que implica hacia donde puede dirigirse la calificación en los siguientes años. Una perspectiva negativa implica que la calificación puede ser recortada, es decir empeorar.
Los inversionistas utilizan las calificaciones crediticias para conformar sus portafolios de inversión, pues deben diversificar en base a rendimiento y riesgo.
Un recorte sorpresivo de una calificación, puede llevar a ventas masivas de la deuda de esa empresa o gobierno.
Si un recorte es anticipado por los inversionistas, los ajustes en los portafolios de inversión se realizan desde antes del recorte, por lo que al darse la baja en la calificación no se da un efecto visible o significativo, pues este ya se había llevado a cabo paulatinamente.
Un recorte en calificación crediticia implica un mayor riesgo de impago. Una empresa o gobierno que enfrenta un recorte de calificación tendrá que pagar un mayor interés al emitir nueva deuda, por tener un mayor riesgo. Es decir, menor calificación implica mayor costo de financiamiento.
Las calificaciones crediticias se clasifican en grado de inversión (que incluye los nodos alto, medio superior y medio inferior) y grado de no inversión (que incluye no inversión especulativa, altamente especulativa, riesgo sustancial, extremadamente especulativa e impago).
La deuda soberana de México tiene actualmente grado de inversión con las tres agencias y se encuentra con Moody's y S&P a 2 nodos de perder el grado de inversión, mientras que con Fitch a 1 nodo de perderlo.