Si por algo se ha distinguido AMLO es por equivocarse mucho, y pareciera que los elevados niveles de aprobación lo estimulan a elevar cada dÃa más la apuesta de sus desvarÃos.
Quienes no estamos en la oposición, pero tampoco entre sus correligionarios, pero somos observadores informados, inevitablemente generamos la expectativa de que sufra algún desgaste cuando consideramos que sus errores podrÃan tener consecuencias en su imagen pública.
Lo común es que sus errores no lo debiliten, y a veces hasta lo fortalecen. Es un fenómeno fascinante. Una paradoja que se explica por la composición de su fuerza, cada vez más concentrada en los de ingresos abajo de 5000 pesos mensuales (aproximadamente el 60% de los mexicanos), que coincide mucho con quienes reciben dinero, de manera directa, de los programas sociales. La gente dice que es AMLO quien les da ese dinero.
Es un apoyo muy sólido, fortaleza sólida decimos en mis Cartas de Navegación PolÃtica. Amor con amor se paga, dice AMLO, y tiene razón, pues como decÃa Carlos Monsiváis, “no hay amor más puro que el de las putasâ€.
Se que el planteamiento anterior es ofensivo, pero no hay otra forma de decirlo: AMLO ha prostituido a la Muchacha.
Pues bien, estamos ante otro monumental error de AMLO: perseguir a los cientÃficos, acusándolos de delincuencia organizada, con la pretensión de encarcelarlos. DecÃa apenas esta semana el Secretario General de la ONU, Antonio Guterrez, en su desolador discurso, que “la ciencia está siendo atacadaâ€, como uno de los fenómenos globales más preocupantes, pues representa perder la brújula fundamental para la toma de decisiones en el contexto individual y social, abriéndose de par en par un nuevo periodo de oscurantismo, que se manifiesta en las teorÃas conspiracionistas y movimientos absurdos como el anti-vacunas. Pues resulta que en este terrible burlesque global de lo absurdo, México toma el liderazgo, persiguiendo a 31 destacados cientÃficos.
Desde mis tiempos preparatorianos, tengo grabado el contraste que entre los hombres de ciencia y los hombres cultos, se da al comparar lo que cada grupo le aporta a la sociedad y lo que la sociedad les retribuye. Los cientÃficos le aportan a la sociedad mucho, muchÃsimo más de lo que reciben como retribución. Como he dicho en anteriores ocasiones, inscribirme en la Facultad de Matemáticas fue equivalente a hacer votos de pobreza, y lo mismo podrÃamos decir para las otras ciencias.
La sociedad, y los gobiernos que la representan, le deben votos de gratitud a los cientÃficos, deben apoyarlos, apapacharlos, por una simple razón: se lo merecen. De ahà el ingente absurdo de perseguirlos, de robarles la tranquilidad, tan necesaria para su tarea de investigación (la búsqueda sistemática de verdades no descubiertas -Hardy-).
No se si veremos presos a estos académicos. En las dos intentonas previas de la FGR, los jueces la han mandado a la chingada, pero ya van por una tercera; pero al margen del desenlace de esta tema, AMLO ha quedado marcado para siempre. Es una mancha que nada le podrá quitar y dejará plena evidencia de que él y su gobierno, tienen como caracterÃsticas no sólo la ignorancia y mediocridad, sino también la ingratitud. ¡Muera la inteligencia! parece ser el grito de batalla de la 4T.
A esa célebre frase, atribuida al general franquista Millán Astray, en tiempos de la guerra civil española, solo podemos tomar prestadas, para responder, las palabras, también atribuidas a Miguel de Unamuno: “ Vencerán, pero no convenceránâ€.