Cuando la polÃtica se acompaña más de la historia o la mercadotecnia polÃtica, o el feelling, que de las ciencias del comportamiento humano, se generan grandes sinsentidos. Los grandes ausentes en los cuartos de guerra son los sociólogos y psicólogos (en México requerimos psiquiatras), más aún los psicólogos-polÃticos, como mi amigo el Dr. Carlos Rivera de la universidad de Berkeley.
Alguna vez me explicó uno de estos especialistas, con sustento en su ciencia, cómo, en el caso de AMLO, la peor forma de combatirlo es la confrontación directa (si quieren saber cuál es la mejor forma de enfrentarlo, consulten a un especialista).
De momento solo me detengo a explicar porqué, a pesar de que a AMLO se le cae el paÃs en pedazos, se mantiene con buena popularidad: Sin ser la única razón, una muy importante ha sido el apoyo involuntario que recibe, todos los dÃas, de sus detractores más rabiosos, que abonan con sus crÃticas el contexto de polarización, fuente fundamental de poder de AMLO.
De entre todos los crÃticos más acérrimos de AMLO, los más cómicos son gente como Brozo y Denisse Dresser, que jugaron el rol de idiotas útiles (Lenin) para ayudar a AMLO a alcanzar el poder y, ahora, decepcionados, con sus posturas permanentemente crÃticas, lo están ayudando, … ¡a mantenerse en el poder!
Sin más, compañeros, los dejo con la reseña de los resultados de esta semana (https://youtu.be/5tUuLKqVCog), y con la valoración de Adolfo González. (https://tinyurl.com/2g5kgd53)