Soy un observador político desde hace casi 60 años; la política es una de mis muchas pasiones, y como en otras tantas la vivo intensamente, pero cómodamente instalado en la periferia, podríamos decir en la hedonista marginación informada. Esto me ha permitido el trato directo con celebridades de la política, y esto, a su vez, observar fenómenos interesantes como el que a continuación describo:
Tengo la firme convicción, me decía un muy querido amigo de la política, de que debe haber en México un grupo rector de la vida nacional, que favorece o complica de manera determinante los proyectos políticos personales. Un grupo tan poderoso, pero tan poderoso, que prefiero omitir su conformación.
El caso es que, me decía mi amigo, he alcanzado posiciones de altísimo nivel sin haberlas deseado, y en otros momentos de mi vida, en mejores condiciones personales incluso, todas las puertas se me han cerrado.
La afirmación de AMLO de que ya está definido el candidato opositor y que él lo dará a conocer en breve, parece coincidir con la idea de que existe el referido y poderosísimo grupo.
Pues bien, bajo la premisa de que tal grupo existe, similar a aquel misterioso Círculo Negro de los tiempos priistas que nos describe en su libro, con ese título, Antonio Velasco Piña, los astros, los dioses del Olimpo, parecen estar propicios para que Xóchitl Gálvez sea la próxima Presidenta de México.
¿Significa lo anterior que en mi opinión, inevitablemente, será Xóchitl la próxima presidenta de México?, ¡por supuesto que no! Pero sí que, todo indica, los dados se han cargado para favorecerla a ella.
La democracia es, como diría Pablo Milanés, un breve espacio. En ese reducido margen de maniobra se encuentran el resto de los aspirantes, y quizá por ello es que algunos ya empiezan a hacer preguntas y pucheros, como es el caso de Lilly Téllez, y otros ya de plano se rindieron, como Mauricio Vila y Germán Martínez.
Esto es, los dados parecen cargados, sí; no hay piso parejo; por supuesto que no. Pero en política los dados siempre están cargados y el piso nunca es parejo. ¡Solo los muy pendejos exigen esas condiciones para competir!
Por lo pronto, esperemos mañana o pasado mañana a que AMLO nos diga quién es el candidato opositor. Pero no descarten que se arrugue, porque podría advertir que, como diría el filósofo José Alfredo Jiménez: “pero hoy tú buena suerte, la espalda te ha volteado; fallaste corazón, no vuelvas a apostar”.
Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.
