Alejandro Moreno

LAS ENCUESTAS
La encuesta nacional de El Financiero realizada unos días después del paso de ‘Otis’ generó opiniones negativas en algunos aspectos de cómo el gobierno manejó la crisis en Acapulco.


Algunos creen que las encuestas fantasma no existen, pero de repente se aparecen por ahí con resultados o metodologías que dan escalofríos.


Ahora que las candidaturas se deciden por encuestas el fenómeno ha incidido en la evolución (o acaso involución) de la demoscopía.


En 2018 la desaprobación al presidente Peña fue mayoritaria y la mayor parte del voto descontento se fue a Morena.


Acallar con violencia a los encuestadores es actuar contra las voces de los ciudadanos; es prevenirlos de expresar sus voces por medio de estos instrumentos.


Se trata de una generación que luce, en muchos sentidos, muy diferente a los millennials. Veremos si las encuestas efectivamente arrojan valores y opiniones diferentes.



Cuando vemos resultados de encuestas damos por sentado que la gente opina libremente, sobre todo a través de esos instrumentos que buscan garantizar confianza y anonimidad.


La legislación de encuestas, en México y en otros países, se basa en el supuesto de que éstas sí pueden influir al electorado y por eso se prohíbe su publicación algunos días previos a una elección.


El efecto ‘herding’ en los resultados coincidentes de las encuestas es cuando la convergencia se da no por razones metodológicas o estadísticas, sino por señal o instrucción.


Como método político, las muestras pequeñas de las encuestas resultan excluyentes, privan a la gran mayoría de ciudadanos de participación política y no abonan al empoderamiento democrático.


Contenido reciente