Para nadie es sorpresa que las redes sociales han revolucionado la forma en que los polÃticos se comunican con los ciudadanos durante las campañas -y antes de las campañas como lo estamos viendo en los últimos dÃas- , y para muestra un botón: el rápido posicionamiento de imagen de la senadora panista, Xóchitl Gálvez.
Y es que la aspirante a candidata a la presidencia del PaÃs por el Frente Amplio por México, ha empleado las redes sociales para conectar con los ciudadanos, mostrar su cercanÃa con los movimientos sociales y destacar su compromiso con la justicia social.
A través de plataformas como Twitter, Facebook, Instagram y YouTube, Galvéz responde directamente a los ciudadanos, lo que contribuye a la construcción de una relación más cercana con su base de votantes, y sin duda lo que más disfrutan sus seguidores son sus peleas, casi diarias, con el mandatario federal, Andrés Manuel López Obrador.
Como experta en marketing y comunicación considero que la adopción de actitudes de ciudadana de a pie por parte de Xóchitl - en este caso en bicicleta- genera una mayor identificación emocional entre ella y los votantes; pero también existe un riesgo de que esta conexión emocional prevalezca muy por encima de lo realmente importante, que es la evaluación crÃtica de las ideas y propuestas concretas para mejorar las condiciones sociales, económicas y de seguridad en todo el paÃs.
Desde mi punto de vista los votantes deben ser conscientes de los riesgos de esta conexión emocional, y darse cuenta de la superficialidad que pueden darle las redes sociales a los polÃticos, por ejemplo muchos de ellos actúan como candidatos-celebridades en busca de likes y popularidad, pero cero capacidad y propuestas concretas.
Pareciera como si, en la actualidad, el marketing polÃtico buscara convertir en figuras reconocidas a personajes polÃticos con miles de likes, sin importar las creencias polÃticas o la capacidad de ejercer las polÃticas públicas; en tanto que los votantes en lugar de analizar las plataformas polÃticas y las posiciones ideológicas, se ven seducidos por la imagen y la cercanÃa de estos candidatos-influecers.
En Nuevo León tenemos un claro ejemplo con el gobernador, Samuel GarcÃa y su esposa Mariana RodrÃguez, quienes todos los dÃas utilizan Instagram - y a partir de hoy Threads- para compartir cómo viven, cómo duermen y hasta cómo bañan a su hija. ¿Les funciona?, claro porque las redes sociales crean precisamente eso la conexión, por momentos los usuarios se sienten parte de ese mundo y se olvidan de problemas reales y serios, como la seguridad y el transporte.
Otro caso en Nuevo León fue el exgobernador Jaime RodrÃguez, El Bronco, quién utilizó las Redes Sociales como plataforma para lanzar su exitosa campaña polÃtica como candidato independiente.
"No vamos a gastar un solo peso en ellos, se acabaron los spots del gobernador. Ahora todos los gobiernos son buenos según la televisión y sus reporteros y no es cierto, hay cosas que están mal y que la televisión debe señalar", expresaba en septiembre de 2015.
Toda su comunicación era a través de las Redes Sociales, y la gente decÃa, me contestó El Bronco en persona, claro que nunca solucionaban sus problemas y el estado se endeudo demás, pero los ciudadanos sentÃan esa "conexión"
Y es que los polÃticos de hoy construyen su imagen pública, priorizando, su fama y glamour inmediato, sin embargo los ciudadanos deben exigir que los candidatos presenten propuestas sólidas y claras, y que aborden los desafÃos de la sociedad y que estén dispuestos a debatir con transparencia y apertura, más allá de encadenarse a una silla, recordarle el 10 de mayo a sus contrincantes, poner de moda la ropa étnica o ser fan de un equipo de fútbol.
No debemos olvidar que la autenticidad y la responsabilidad polÃtica deben ser los pilares fundamentales de una campaña polÃtica en cualquier plataforma.
¿ContratarÃas a alguien para que ocupe un puesto para el que no está debidamente preparado?
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Nos leemos, la próxima vez. Hasta entonces.