Desconéctate de la sobrecarga mental

Hace algunos años en el Talent Land de Jalisco, el empresario mexicano Ricardo Salinas mencionaba que tener un negocio implica sacrificarlo todo y cargar con la responsabilidad de tu vida, la de tus empleados y los proveedores. 

Y es que ser tu propio jefe y tener tu propio horario puede ser muy atractivo al inicio, pero encontrar inversionistas, abrir nuevos mercado para el producto, encontrar un modelo de negocio exitoso y atraer más clientes, no es nada sencillo y puede provocar estrés.

Y aunque las preocupaciones pueden considerarse como un instinto arraigado en nuestra naturaleza humana, lo cierto es que no es nada sano, repasar mentalmente los problemas, analizar todos y cada uno de los pequeños comentarios que nos hacen los clientes y preocuparse por el futuro. Todo eso puede traer estragos a la salud.

De hecho, de acuerdo con un estudio realizado por Endeavor, los emprendedores tienen un 50 por ciento más de probabilidad de padecer problemas de salud mental como ansiedad, insomnio, fatiga y depresión.

Y aunque todo el mundo experimenta estrés está comprobado que quienes sobre piensan las cosas prolongan, por supuesto que amplifican su estrés.

Además pueden tener sistemas inmunológicos menos eficaces, más depresión mayor presión arterial y frecuencia cardiaca, y hasta expectativas de vida más cortas.
 

Detrás de la fachada brillante del éxito empresarial, se esconde una realidad menos glamurosa: el estrés. Hace poco uno de mis clientes me contaba que se sentía desilusionado porque ahora los empleados no quieren hacer antigüedad, entonces la rotación de personal lo mortifica, porque tiene que invertir en capacitación y si el nuevo empleado no se adapta a la empresa, pues se sale y ellos tienen que volver a contratar.

Y sí, tener una empresa nunca es fácil, cada día surgen nuevos desafíos e incertidumbres y por supuesto nuevas fuentes de estrés. La buena noticia es que hay varias cosas que podemos hacer para protegernos de ese mal crónico, desde pensar en positivo hasta algunos estiramientos musculares, pues como dicen las abuelas: "Siempre hay algo bueno incluso en los momentos difíciles".