El ataque al candidato Donald Trump durante un mitin en Pensilvania, el s谩bado 13 de julio, fue la erupci贸n de un volc谩n que ya hab铆a anunciado, con repetidas fumarolas, su disposici贸n a expeler lava y caos sobre la escena pol铆tica norteamericana.
Si desde M茅xico nos contentamos en mirar con asombro y morbo, una y otra vez, el video del momento del atentado a Trump, su herida en la oreja, la reacci贸n del Servicio Secreto, y su traslado al hospital, perderemos una gran oportunidad de tomar consciencia de hasta d贸nde llega la polarizaci贸n pol铆tica de personajes populistas como Trump y L贸pez Obrador.
Si nuestra capacidad de an谩lisis y reflexi贸n se agota en teor铆as conspirativas, memes con bolsitas de salsa catsup, im谩genes de Trump con el pu帽o en alto y la boca sangrante, llenaremos la capacidad de memoria de nuestro cerebro mucho antes de llegar al fondo del asunto.
Con tal intenci贸n, comparto con ustedes algunas deliberaciones sobre el tema:
No es una se帽al menor que el tirador que intent贸 matar a Trump, un joven de 20 a帽os llamado Thomas Crooks, fuera un votante republicano registrado, y no un 鈥渁ntifa鈥 o extremista de izquierda. No hubo fuego enemigo, sino amigo, para el candidato republicano.
Trump aplast贸, en su camino hacia la captura del Partido Republicano, a grupos y militantes movidos por su apego al partido, no por su apego a Donald, y alg煤n militante decidi贸 quiz谩 arreglar las cuentas por s铆 mismo.
La agresividad extrema del discurso de Trump en contra de dem贸cratas y progresistas, y replicada por congresistas y senadores republicanos, grupos de apoyo pol铆tico como QAnon y las fuerzas paramilitares que lo apoyan (Proud Boys, Southern Patriot Council, entre otros) data de a帽os o d茅cadas atr谩s y ha cobrado vidas en varias ocasiones, no s贸lo en el Asalto al Capital. No empez贸 la violencia pol铆tica con el atentado a Trump y seguir谩 manifest谩ndose en otras formas, ya sea de atentados o en las redes sociales.
鈥淪iembra vientos y cosechar谩s tempestades鈥, est谩 escrito. Los sembradores de vientos con sus discursos polarizadores, tanto en Estados Unidos como en M茅xico, no han parado su actividad ni lo har谩n por un atentado m谩s a una figura p煤blica en Norteam茅rica, ni se detendr谩n en M茅xico al llegar a la cifra de 200 mil homicidios durante el sexenio de L贸pez Obrador que incluye la muerte de gobernantes y candidatos de varios partidos pol铆ticos a lo largo del territorio mexicano.
La falta de canales de comunicaci贸n entre las fuerzas pol铆ticas opuestas, su nula disposici贸n al di谩logo y la ausencia de figuras, tanto de dem贸cratas como de republicanos, es una falla grave del sistema pol铆tico estadounidense que presenta ante la opini贸n p煤blica la imagen de una clase pol铆tica disfuncional e incapaz de dar una gobernabilidad razonable a los Estados Unidos. Hubo, vale pena mencionarlo como una luz de esperanza, un breve di谩logo telef贸nico entre el presidente Biden y el candidato Trump despu茅s del atentado; qu茅 l谩stima que hubiera que llegar a este extremo para que eso sucediera.
El problema de falta de comunicaci贸n entre los actores pol铆ticos confrontados en M茅xico por discursos polarizadores, de ausencia de di谩logo, ha desembocado ya en atentados y asesinatos de gobernantes y candidatos de varios partidos pol铆ticos; no tardar谩 mucho en llegar a los niveles superiores de la clase pol铆tica. 驴Qu茅 estamos haciendo los mexicanos para evitar eso?
Las mismas causas provocar谩n consecuencias similares. Los liderazgos populistas, las tendencias autoritarias hacia la concentraci贸n de poder, el ataque a las instituciones y reglas de la democracia, los discursos de odio y polarizaci贸n, la creaci贸n de realidades alternativas para ocultar deficiencias y corrupci贸n en los partidos gobernantes, la captura y manipulaci贸n de la informaci贸n p煤blica como instrumento de propaganda, todo eso sigue presente tanto en Estados Unidos como M茅xico: 驴C贸mo podemos esperar resultados diferentes si persistimos en los mismos errores?
En conclusi贸n, fue un alivio para m铆 saber que Donald Trump salv贸 la vida en el atentado en Pensilvania. Lo digo tambi茅n, en el caso de M茅xico, sobre los momentos recientes en que L贸pez Obrador sufri贸 infartos o quebrantos fuertes en su salud. No quiero imaginar la inestabilidad pol铆tica que resultar铆a de la muerte tr谩gica de ambas figuras pol铆ticas. Deben ellos vivir y, al final de sus carreras pol铆ticas, rendir cuentas y pagar sus culpas. Los problemas no se resuelven con asesinatos de presidentes, sino con el control de sus impulsos autoritarios y con la rendici贸n rigurosa de cuentas. Ya no m谩s cuentos: prefiero los juicios pol铆ticos a los balazos.