Cuando se ve a países como Venezuela o Nicaragua, no digamos Rusia, China o algún país del Medio Oriente, desafiando las sanciones económicas de Estados Unidos o la Unión Europea, nos tenemos que preguntar cuál es la causa de que esos países no se vean afectados por tales medidas o que las afectaciones apenas y se noten en sus actividades de índole económica.
En teoría, Venezuela no puede realizar cierto tipo de negocios con países alineados con EU y sin embargo logra vender su petróleo y comprar aquellos productos que requiere para su población, principalmente aquellos que tienen que ver con la alimentación y aquellos productos de primera necesidad.
Resulta obvio que hoy es impensable una intervención armada al estilo de lo que Rusia hace en Ucrania, o lo que Israel en Gaza, por parte de potencias como EEUU o la UE entre otras cosas porque en las democracias representativas en las que se respeta la libertad de expresión, existen grupos que se oponen y denuncian este tipo de acciones, lo cual no sucede en otros países en los cuales la democracia es solo una palabra más en el diccionario… en caso de que exista ahí.
Por eso me parece que resulta muy ilustrativa la lectura de un texto como el de Anne Applebaum bajo el título de “Autocracia S.A.: Los dictadores que quieren gobernar el mundo”, en el cual nos ofrece algunas explicaciones que nos permiten entender el por qué de las situaciones como la descrita líneas arriba.
En su libro, Applebaum señala que “Las empresas corruptas controladas por el Estado de una dictadura hacen negocios con las empresas corruptas controladas por el Estado de otra”. Lo cual explica la ineficacia de este tipo de sanciones en el orden internacional, una situación que las democracias iliberales llaman “multipolaridad” para señalar que hoy no existe una potencia o bloque económico que pueda dominar al mundo.
Resulta, dice la autora, que las democracias iliberales a las cuales ella llama Autocracia S.A. debido a sus manejos, “ no solo ofrece(n) a sus miembros dinero y seguridad, sino también algo un poco menos tangible: impunidad”.
Esa impunidad les permite a los gobernantes de esas naciones permanecer “Impermeables" a las críticas internacionales, los autócratas modernos no sienten ninguna vergüenza por usar abiertamente la violencia”, se refiere tanto hacia el interior de sus países como contra otros países.
Lo peor nos dice Applebaum es que “Su hostilidad hacia el mundo democrático no es meramente una forma de competencia geopolítica a la vieja usanza, como siguen creyendo los «realistas» y muchos estrategas de relaciones internacionales. Más bien, su oposición radica en la naturaleza misma del sistema político democrático, en palabras como «rendición de cuentas», «transparencia» y «democracia»”, porque para mantenerse en el poder “deben sabotear esas ideas, dondequiera que estén”.