“Mucho, mucho ruido. Tanto, tanto ruido. Tanto ruido y al final. Por fin el finâ€, JoaquÃn Sabina.
Francis Fukuyama en su libro “El fin de la historia y el último hombre†daba por sentado el triunfo de la democracia liberal y señalaba que el capitalismo habÃa triunfado, de ahà el tÃtulo del libro, aunque entendÃa que la historia seguÃa su curso.
La realidad nos dice que se equivocó, que ese triunfo no estaba escrito en piedra y poco a poco la democracia liberal ha perdido terreno en el mundo.
Parece que Andrés Manuel López Obrador también cree que la elección de 2018 fue el fin de la historia por lo que a la democracia se refiere, es decir, de alguna forma cree que los resultados de esa elección están escritos en piedra y sirven para justificar cualquier cosa que él decida. Hoy, mañana y siempre. Esos resultados le confieren, piensa, autoridad moral para hacer lo que desee.
Por supuesto que nada hará ya que esos resultados cambien, en ese sentido sà están escritos en piedra, él es presidente de México y como tal pasará a la historia, de eso no hay duda, pero de ahà a que puede hacer siempre lo que quiera debido a que ganó la elección presidencial de 2018, hay un tramo largo.
Me dirán que hace lo que quiere porque tiene la mayorÃa en el legislativo, asà con minúsculas, pero eso es falso, hace lo que quiere porque tiene la fuerza de las instituciones para hacerlo y a quien se le pone enfrente simplemente lo aplasta, sin razón o con ella.
Tan es asà que hace unos dÃas, en una de sus mañaneras, reconoció que en las siguientes elecciones quiere que le vuelvan a dar los electores la mayorÃa calificada en la Cámara de Diputados, como la tuvo a través de una marrullerÃa en 2018.
Lo curioso es que, no teniendo él la posibilidad de ser candidato en 2024, esté pidiendo el voto para su movimiento, luego de que en 2006 gritara aquél ¡Ya cállate, chachalaca!, dirigido al entonces presidente Vicente Fox por su intervención en las campañas electorales de ese año.
Hoy, ante la imposibilidad de cambiar la Constitución, introduce cambios en leyes secundarias para lograr el mismo objetivo, sin importar que tales leyes sean inconstitucionales, sabe, o cree saber, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación no se atreverá a declarar que lo son, es decir, que dichos cambios contravienen la Constitución.
Lo peor es que en torno a estos cambios hay mucho “ruido†el cual al final oculta la realidad, que nos estamos alejando de un sistema en el que muchos confiamos y estamos llegando a otro en el cual las minorÃas, para efectos prácticos, no existen.
Es una interpretación distinta de la democracia a la que nos habÃamos acostumbrado, hasta ahora, el sistema estaba diseñado para que las minorÃas, como antes lo fue el movimiento de López Obrador, tuvieran un espacio para la negociación. Hoy eso ya no existe.
Asà es que, ¡Bienvenidos a la nueva realidad!