La crisis del agua, más que la de inseguridad, está derivando en una crisis de credibilidad que puede tener como resultado que el gobierno de Samuel GarcÃa naufrague en el corto plazo.
Ese probable naufragio no se deberÃa a la falta de agua en sÃ, sino a la forma en que esta ha sido manejada, ya que se está generando la impresión de que falta capacidad en el gobierno para el manejo de crisis, inclusive se ha impulsado esta impresión en redes sociales y en medios de comunicación, situaciones que han trascendido en el plano nacional, como si no hubiese nada más importante que personas bañándose con agua de una fuga de las tuberÃas.
Aclarando, sin necesidad, que no soy un experto en el tema de distribución de agua, me parece que el titular de Agua y Drenaje de Monterrey ha dado explicaciones más o menos coherentes acerca del por qué han fallado parcialmente las estrategias para llevar el agua a todas las colonias del área metropolitana en los tiempos que han sido determinados.
Pero ese aparente conocimiento no se ha traducido en acciones proactivas para evitar el descontento de vecinos, si se conoce a cabalidad la forma en que los distintos tanques en que se almacena y desde donde se distribuye el agua, los tiempos de llenado y los posibles puntos en los cuales pudiera no estar a tiempo el agua para ser distribuida en las tuberÃas, cabrÃa preguntarse ¿por qué no prevenir el descontento de los vecinos haciendo llegar pipas a la localidad en cuestión antes de que los vecinos comiencen a protestar?
Ahora bien, supongamos que siempre hay una probabilidad de que se presenten imponderables en ese llenado y distribución y no se pueda prever la falta de agua en algunos sectores, ¿no es acaso posible contar con un número de pipas llenas del lÃquido y disponibles para una rápida movilización en los puntos crÃticos?
Porque el mensaje que se está enviando a los ciudadanos es de inseguridad, de incertidumbre, vaya, de improvisación.
Y ante ese mensaje, implÃcito en las acciones reactivas, los ciudadanos reaccionan en consecuencia, acumulando toda el agua que les sea posible, aumentando con ello el consumo promedio, bloqueando calles ante la incertidumbre de si tendrán agua para los mÃnimos indispensables y pidiendo que rueden cabezas. En caso de que funcionara la distribución de agua en las horas señaladas, seguramente no se presentarÃan estas protestas porque la gente sabrÃa que al dÃa siguiente volverÃa a tenerla.
El gobierno está diciendo, con sus acciones, que no se encuentra preparado para atender una crisis de este tipo, independientemente de si sus técnicos lo estén o no, no estamos discutiendo eso.
Pero, independientemente, no hay que soslayar el hecho de que todo gobierno se ejerce en un contexto polÃtico determinado, como es el caso del gobierno estatal y en ese contexto, no es de extrañar que los adversarios aprovechen para, paradójicamente, llevar agua a sus molinos.
¿Es cuestionable que la oposición haga esto? No lo creo, quizá lo sea desde un punto de vista ético, pero desde la perspectiva polÃtica y más desde la perspectiva de una polÃtica partidista, es hasta normal.
El gobierno actual no deberÃa ni de quejarse, sino de mostrar certidumbre en sus acciones y actuar en consecuencia.
Siempre habrá fallos, eso es inevitable, pero no puede ser que uno de los gobiernos que llegó a donde está debido a un muy buen manejo de medios, ahora puede naufragar por no saber manejar las coyunturas.
No deseamos que fracase Samuel, irÃa en detrimento de Nuevo León, pero eso, el fracaso, depende de sus acciones y de la forma en que estas se comuniquen.
El escenario del naufragio está ahà y no se puede hacer como que no pasa nada.