Hoy se celebra, en toda Am茅rica, la aparici贸n de la virgen Mar铆a de Guadalupe ante Juan Diego, en el cerro del Tepeyac, en el a帽o 1531.
Esta devoci贸n por la virgen, ha creado entre los mexicanos la uni贸n de sus creencias en una sola fe.
Las peregrinaciones, para visitar a la Virgen, parten de cientos de lugares de la ciudad para confluir ante su templo. En cada ciudad de M茅xico hay una iglesia dedicada a ella. En Monterrey es la Bas铆lica de Guadalupe, enclavada en la colonia independencia.
La devoci贸n crece cada a帽o y alimenta a las nuevas generaciones de ni帽os y j贸venes que ven a sus mayores encomendarle a la virgen sus penas, sus dolores, sus problemas y sus apremios.
Es como una madre salvadora. En ella se encarna la figura de salvaci贸n que alivia con igualdad a todos los que, con fe, se postran en su presencia y en un acto de humildad reconocen que no pueden con su problema y piden con sus propias palabras la ayuda.
Cada a帽o aumenta el n煤mero de fieles creyentes que muestran su devoci贸n en las peregrinaciones. Son miles las personas que este a帽o caminan, algunos bailando, kil贸metros en esta ciudad tan llena de carros, para llegar al atrio de la bas铆lica y agradecer los favores recibidos.
Las caminatas para agradecer a la virgen ocurren todo el a帽o, es solo que en los meses de noviembre y diciembre las vemos m谩s seguido, y de manera organizada, por cada una de las parroquias de la ciudad.
Podr铆amos afirmar que algo ocurre en el esp铆ritu, en el coraz贸n, de todas estas personas que muestran su devoci贸n p煤blicamente, y que llegan al templo de Guadalupe, para depositar su ofrenda de agradecimiento. Lo que ocurre es una especie de transformaci贸n.
Es un ritual religioso que proporciona a las personas la oportunidad de transformarse. La oportunidad de salvarse a s铆 mismo en un acto de humildad y de sanaci贸n.
Hay incluso, muchos casos, en los que las personas no se sienten dignos, reconocen, dentro de su sencillez de pensamiento, que han estado fuera de la humanidad mucho tiempo y que ni siquiera tienen cara para pedirle directamente a la virgen. Entonces le piden a otra persona, a un familiar, que pida por ellos.
En todos esos casos, se sigue realizando un acto de constricci贸n, de arrepentimiento, de petici贸n, de ayuda, de aceptar que solo no puede y se encomiendan a alguien m谩s.
La transformaci贸n ocurre en cada uno de ellos. Es un acto de devoci贸n que la religi贸n ofrece a sus seguidores como una manera de sanaci贸n espiritual, de cambio, de conversi贸n.
Con sus propias palabras, la iglesia cat贸lica invita a participar en este cambio, a todos sus feligreses. Cada a帽o aumenta el n煤mero de personas que aceptan intentarlo. Que aceptan con humildad entregar su necesidad de salvaci贸n a la virgen.
Esta petici贸n a la virgen clama por una oportunidad de abandonar el camino equivocado y humanizar su propia vida, aceptar que pueden crecer en sencillez, esperanza y esp铆ritu de servicio.
La ciudad, el pa铆s, nuestro pa铆s, est谩 lleno de actos de brutalidad y agresi贸n y este cambio llama a abandonar ese camino. Llama a abandonar la parte animal que nos mueve, para llevarnos a un lado m谩s humano de participaci贸n y servicio.
No tenemos ni que mencionar, ni enumerar, los actos equivocados en los que est谩n inmersas las autoridades que nos gobiernan en el pa铆s, en el estado y en los municipios. Todos los actos absurdos que solo pueden surgir de esp铆ritus llenos de soberbia y de corrupci贸n. Mentes que est谩n llenas de putrefacci贸n por el uso del poder.
La oportunidad de convertirnos est谩 ah铆, este momento es de la figura de la virgen Mar铆a de Guadalupe.
Podemos seguir buscando depositar nuestras cuitas en otra figura que nos invite a la transformaci贸n.
O podemos aceptar que adentro de nosotros hay algo muy poderoso. Que es m谩s fuerte de lo que nosotros creemos, que es m谩s valiente e inteligente de lo que nosotros vemos en nosotros mismos. Que es m谩s humano que la animalidad que vemos en los que detentan el poder del dinero, o de la fuerza y la brutalidad.
La religi贸n, a trav茅s de la presencia de la Virgen Mar铆a de Guadalupe, nos ofrece una manera de redimir nuestras equivocaciones y debilidades.
Pero cada quien tiene la oportunidad, todos los d铆as, de corregir el rumbo que ha seguido su vida. Todos tenemos la oportunidad de vivir una vida m谩s humana, y de asumir el compromiso de participar en la construcci贸n de una sociedad donde cada persona pueda encontrar su lugar y desarrollarse dignamente.
Todos podemos, ahora mismo, vivir una conversi贸n. Cada uno sabe de sus debilidades y problemas no resueltos, con los que cargamos. Podemos enga帽ar a todos menos a nosotros mismos.
La fuerza para cambiar est谩 en nosotros asumamos el compromiso de cambiar, solos o con la iluminaci贸n de la patrona de Am茅rica. Pero cambiemos.
No perdamos la esperanza, ni la fe, hasta la pr贸xima.