Transformar todo lo que tocamos, transformarnos, es nuestra tarea

Hiram Peón

Reflejo Interior
Crear un camino para cambiar está en nuestras manos.
12/12/2023

Hoy se celebra, en toda América, la aparición de la virgen María de Guadalupe ante Juan Diego, en el cerro del Tepeyac, en el año 1531.

Esta devoción por la virgen, ha creado entre los mexicanos la unión de sus creencias en una sola fe. 

Las peregrinaciones, para visitar a la Virgen, parten de cientos de lugares de la ciudad para confluir ante su templo. En cada ciudad de México hay una iglesia dedicada a ella. En Monterrey es la Basílica de Guadalupe, enclavada en la colonia independencia.

La devoción crece cada año y alimenta a las nuevas generaciones de niños y jóvenes que ven a sus mayores encomendarle a la virgen sus penas, sus dolores, sus problemas y sus apremios. 

Es como una madre salvadora. En ella se encarna la figura de salvación que alivia con igualdad a todos los que, con fe, se postran en su presencia y en un acto de humildad reconocen que no pueden con su problema y piden con sus propias palabras la ayuda.

Cada año aumenta el número de fieles creyentes que muestran su devoción en las peregrinaciones. Son miles las personas que este año caminan, algunos bailando, kilómetros en esta ciudad tan llena de carros, para llegar al atrio de la basílica y agradecer los favores recibidos.

Las caminatas para agradecer a la virgen ocurren todo el año, es solo que en los meses de noviembre y diciembre las vemos más seguido, y de manera organizada, por cada una de las parroquias de la ciudad.

Podríamos afirmar que algo ocurre en el espíritu, en el corazón, de todas estas personas que muestran su devoción públicamente, y que llegan al templo de Guadalupe, para depositar su ofrenda de agradecimiento. Lo que ocurre es una especie de transformación.

Es un ritual religioso que proporciona a las personas la oportunidad de transformarse. La oportunidad de salvarse a sí mismo en un acto de humildad y de sanación.

Hay incluso, muchos casos, en los que las personas no se sienten dignos, reconocen, dentro de su sencillez de pensamiento, que han estado fuera de la humanidad mucho tiempo y que ni siquiera tienen cara para pedirle directamente a la virgen. Entonces le piden a otra persona, a un familiar, que pida por ellos.

En todos esos casos, se sigue realizando un acto de constricción, de arrepentimiento, de petición, de ayuda, de aceptar que solo no puede y se encomiendan a alguien más.

La transformación ocurre en cada uno de ellos. Es un acto de devoción que la religión ofrece a sus seguidores como una manera de sanación espiritual, de cambio, de conversión.

Con sus propias palabras, la iglesia católica invita a participar en este cambio, a todos sus feligreses. Cada año aumenta el número de personas que aceptan intentarlo. Que aceptan con humildad entregar su necesidad de salvación a la virgen.

Esta petición a la virgen clama por una oportunidad de abandonar el camino equivocado y humanizar su propia vida, aceptar que pueden crecer en sencillez, esperanza y espíritu de servicio.

La ciudad, el país, nuestro país, está lleno de actos de brutalidad y agresión y este cambio llama a abandonar ese camino. Llama a abandonar la parte animal que nos mueve, para llevarnos a un lado más humano de participación y servicio.

No tenemos ni que mencionar, ni enumerar, los actos equivocados en los que están inmersas las autoridades que nos gobiernan en el país, en el estado y en los municipios. Todos los actos absurdos que solo pueden surgir de espíritus llenos de soberbia y de corrupción. Mentes que están llenas de putrefacción por el uso del poder.

La oportunidad de convertirnos está ahí, este momento es de la figura de la virgen María de Guadalupe. 

Podemos seguir buscando depositar nuestras cuitas en otra figura que nos invite a la transformación. 

O podemos aceptar que adentro de nosotros hay algo muy poderoso. Que es más fuerte de lo que nosotros creemos, que es más valiente e inteligente de lo que nosotros vemos en nosotros mismos. Que es más humano que la animalidad que vemos en los que detentan el poder del dinero, o de la fuerza y la brutalidad.

La religión, a través de la presencia de la Virgen María de Guadalupe, nos ofrece una manera de redimir nuestras equivocaciones y debilidades. 

Pero cada quien tiene la oportunidad, todos los días, de corregir el rumbo que ha seguido su vida. Todos tenemos la oportunidad de vivir una vida más humana, y de asumir el compromiso de participar en la construcción de una sociedad donde cada persona pueda encontrar su lugar y desarrollarse dignamente.

Todos podemos, ahora mismo, vivir una conversión. Cada uno sabe de sus debilidades y problemas no resueltos, con los que cargamos. Podemos engañar a todos menos a nosotros mismos.

La fuerza para cambiar está en nosotros asumamos el compromiso de cambiar, solos o con la iluminación de la patrona de América. Pero cambiemos.

No perdamos la esperanza, ni la fe, hasta la próxima.

hirampeon@gmail.com



HIRAM PEÓN es experto en comunicación corporativa y situaciones de crisis. Cuenta con un MBA del ITESM.
 

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

Más artículos del autor

Contenido reciente