Imposible evadir el tema de la manifestación del domingo 26 de febrero. En la ciudad de México y en nuestra ciudad, se manifestaron miles de ciudadanos sin compromisos partidistas.
La petición ciudadana es muy clara: respeto al voto y la anulación del reglamento a la ley del INE. A través de las arengas los ciudadanos pidieron “el INE no se toca”.
Ahora todo está en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Que es la máxima autoridad del Poder Judicial de la República.
Recordemos que el país está integrado por tres poderes: El Poder Ejecutivo, cuyo máximo representante es el presidente de la República; el Poder Legislativo representado por el Congreso de la Unión, formado por las cámaras de Diputados y de Senadores, representantes de los ciudadanos y de los estados de la unión; y finalmente por el Poder Judicial representado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que estos tres poderes son autónomos e independientes, por lo que la autoridad de cada uno de ellos no puede interferir, por ley, en la autoridad de los otros.
La manera más común para tratar de adueñarse del país o establecer una dictadura, es ejercer el sometimiento de los poderes Legislativo y Judicial a manos del Poder Ejecutivo.
Así ha sucedido en muchos países de América Latina. En Argentina, cuando se integró una dictadura formada por un triunvirato militar, en Nicaragua con Daniel Ortega, en Venezuela con una dictadura militar en 1948 y luego con Hugo Chávez en 1999 y Nicolas Maduro, en Chile con la caída de Allende y la toma del poder mediante el militarismo de Pinochet, en Perú se han vivido varias dictaduras, la última se dio en 1968 con un golpe de estado. En Brasil se han tenido golpes de estado y dictaduras en distintos años. Y no se diga Cuba que tiene 70 años de dictadura, bajo el poder de Fidel Castro, su hermano y ahora del sátrapa Diaz Canel. Pareciera que estamos en manos de bandidos.
Así está sucediendo en nuestro país, a través de someter a los legisladores, al mandato del partido del presidente López Obrador. Los diputados olvidaron por la conveniencia política y económica que representan a los ciudadanos no al presidente de su partido. Olvidaron que solo deben legislar en beneficio de los ciudadanos.
Lo mismo pasó en la Cámara de Senadores, que representan a los Estados de la Unión y que olvidaron defender los derechos de los estados libres y soberanos que integran la República de México.
El sometimiento del congreso permite al presidente del poder ejecutivo “servirse con lo cuchara grande”, esto es, legislar en su propio beneficio de tal forma que se pueda perpetuar en el poder estableciendo una dictadura. Parte de esto es la legislación del llamado Plan B que le permite elegir a los miembros del INE y manejar los presupuestos del INE a su gusto.
Desde luego eso es un retroceso porque se pierde la independencia del instituto y se convierte en un títere del presidente.
Lo mismo trató de hacer con el Poder Judicial empujando la selección de jueces que le fueran afines para manejar desde su oficina las resoluciones judiciales que le convengan y desechar aquellas que lo obliguen a cumplir la ley.
En este momento está en manos del Poder Judicial, darle entrada y aprobar los amparos, que impidan la aplicación del llamado Plan B.
Las manifestaciones son importantes porque le permite al Poder Judicial calibrar, medir el apoyo popular, el apoyo de la ciudadanía a las resoluciones que debe tomar, conforme a derecho, para impedir que se desarticule el INE y se pierda el ejercicio de la democracia, así como la garantía del respeto al voto y la transparencia electoral.
Pareciera que transitamos un laberinto de leyes e interpretaciones jurídicas, pareciera que no está claro qué podemos hacer, como ciudadanos, para salvaguardar la independencia del INE.
Caminamos en medio de la niebla. Debemos confiar en las instituciones y seguir mostrando el rechazo de todas las medidas que nos lleven, como país, al sometimiento y a la dictadura.
No perdamos la esperanza, ni la fe, hasta la próxima.