Esta semana tuve una conversación muy interesante con el periodista Ricardo Mendoza Reséndez, autor del libro “Entre Zopilotes. Apuntes de un reportero policiaco”. También compañero del mundo del periodismo, desde distintas trincheras, fuimos testigos de muchos hechos ocurridos en nuestra ciudad.
La historia que reporta en su libro tiene que ver con la transformación de la actividad periodística de nota roja en las últimas 4 décadas, no solo en Monterrey, sino en todo el país.
Este libro, impreso por la UANL, se puede encontrar en “La casa universitaria del libro” en Padre Mier 909 Pte.
Es un libro testimonial que da cabida a las voces de periodistas, hombres y mujeres, que han visto transformarse el periodismo de nota roja.
Estos testimonios nos presentan, en este siglo XXI, una aproximación que arranca la venda de los ojos del observador y muestra la descarnada realidad de nuestro país.
El libro muestra cuatro movimientos sociales que impactaron profundamente en el periodismo policiaco.
El primero de ellos es asimilar que estamos en presencia de un nuevo periodismo, un periodismo donde el ciudadano arrebato el monopolio de la información a los medios y a los periodistas, formados con el rigor del respeto a la información y a la fuente. Los periodistas y los medios eran quienes marcaban la agenda. Ahora son las personas, sin ninguna formación periodística, quienes elevan la noticia a la opinión pública. Toma relevancia el periodista Gonzo que vive una experiencia y la narra, como un observador encubierto. En las redacciones empiezan a buscar meterse en la mente de la victima y del victimario, para mostrar el lado emocional del suceso sangriento. En esta etapa también se abre un espacio para las mujeres en la nota roja, un lugar que parecía exclusivo para los hombres.
Otra variable que vino a cambiar el periodismo es la reforma constitucional en materia de derechos humanos. Esta reforma pone en el centro de la vida pública la dignidad de la persona. Mientras los periodistas se ven limitados por esta tendencia global de un mayor respeto a las personas, la proliferación de “reporteros” que actúan sin ningún rigor periodístico y relatan casos de manera temeraria e irresponsable, confunde a la opinión pública y obliga al consumidor de información a diferenciar cuando una noticia tiene una base periodística y cuando no.
El tercer hito que impulsó cambios drásticos fue la lucha contra el narco. El enfrentamiento de narcos y periodistas, así como el asesinato impune de tantos periodistas, obligó a cambiar la dinámica para actuar en conjunto. Las investigaciones ya no se hacen en lo individual sino en grupos sin importar a que medios pertenezcan. Solo así se puede tener algo de seguridad. Nuestro país sigue siendo el lugar mas inseguro, para hacer periodismo, en el mundo.
Por último, el cuarto cambio que se reporta en el libro es la actual era del conocimiento. Estamos hablando de la proliferación de información de manera exponencial, lo que hace que desaparezca el monopolio de la información que estaba en manos de los medios y que ahora, la agenda, pertenece al ciudadano.
Ante estos cambios estamos ante la oportunidad de revalorar la importancia del periodismo en la transmisión del conocimiento.
Tratemos de entender lo que esta sucediendo para no repetir los errores que nos llevaron a la discriminación y al fortalecimiento de este narco imperio en el que vivimos.
Entender que en la búsqueda de la verdad se requiere el rigor investigativo del periodista, mientras que la intuición de un improvisado no ayuda y si confunde.
Cuando un periodista de nota roja le pregunta al padre de Debanhi Escobar si él era su padre biológico, se obtuvo una reacción caótica y muchos reclamos. Se le etiquetó, al periodista que hizo la pregunta ccomo: insensible, abusador, instigador.
Un periodista profesional pregunta lo que tenga que preguntar. Primero está su responsabilidad de llevar ante el público todos los elementos que forman la verdad. Hasta que surja la verdad no termina la investigación. Y esto no es así en el nuevo periodismo. No hay rigor ni interés en la verdad ni responsabilidad ante el lector.
Muy interesante el libro de Ricardo Mendoza. También refleja, y muchas veces explica, la enfermedad de la sociedad nuestra en la que vivimos.
No perdamos la esperanza, ni la fe, hasta la próxima.