Rogelio Ríos

MIRADA AL MUNDO
En un momento en que el Gabinete de López Obrador se nota desequilibrado es un alivio saber que, por lo menos, la política exterior se encuentra en muy buenas manos.


Gobernar por decreto es entregarse a los brazos de la tentación autoritaria. Utilizar a la emergencia sanitaria como pretexto y justificación de sus acciones es éticamente reprobable.


No sé qué sea lo menos apropiado para enfrentar el desafío sanitario, económico y social del Coronavirus, si el pragmatismo extremo del Presidente Trump o el mesianismo de López Obrador.


Como madre de familia, primera ministra de Nueva Zelanda, ella tuvo la empatía suficiente para darse cuenta de la ansiedad de los niños por salir a jugar en medio de la pandemia.


Si bien quedarse en casa es una protección contra el coronavirus, por otra parte, es también un terreno fértil para el incremento de la violencia familiar.


Como Presidente de México, padre de familia y abuelo feliz de su primer nieto, ¿qué le falta a Andrés Manuel para empezar a cuidarse?


Los liderazgos de Trump y López Obrador ante la pandemia del Covid-19 afectarán sus cosechas de votos en 2020 y 2021.


Esta era su ciudad, su Monterrey que recuperaron para sí mismas, para tratar de hacerla más segura, más equitativa, más femenina.


Con la llegada del Coronavirus a México y EUA se ha encontrado por desgracia un terreno fértil para la propagación, pero no por la virulencia del Covid_19 sino por la de los presidentes de atacar a sus adversarios.


Los políticos repiten las mismas promesas electorales, manipulan el enojo ciudadano y consiguen ganar, para seguir igual.


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