Morenita
Guadalupana, Madre de Dios, una nación entera eleva en tu dÃa sus ojos ante ti, desde su postración, desde su más absoluta desesperanza, desde los siglos de los siglos en que ha vivido, en la Tierra, el infierno inmerecido de su pobreza y de una vida miserable.
Las madres lloran a sus hijos muertos o desaparecidos en el culto a la violencia en que se ha convertido nuestra Patria, prestos sus hombres a empuñar las armas en contra de sus propios hermanos mexicanos, listos para decapitar, violar, abusar del indefenso y a envilecerse hasta el extremo de lo indecible.