Efraín Klériga

El PRI se encuentra en artículo mortis y salvar la marca no parece posible.

Por el lado que se vea, México está a punto de caer en una situación extrema de ingobernabilidad.

México es un país donde todos, sobre todo los gobernantes, tratan de demostrar que no son responsables por lo que ocurre.

No es la realidad sino la ambición de los líderes de oposición lo que complica tirar a Morena.

Andrés Manuel López Obrador es la prueba más clara de que el sistema presidencialista mexicano no funciona.

Tan malo y desvergonzado es AMLO, que hay quien pide regresar a la corrupción de Peña o la ineficacia de Calderón

López Obrador vuelve a Sinaloa a una semana de elecciones estatales.

Parafraseando el refrán popular, diríamos que: “La democracia no se hizo para el hocico del pejelargato”.

Todas las mañanas con alborozo de pitos y flautas nos enteramos de que el país falló hasta que llegó el mesías.

Con más frentes abiertos que nunca, López parece sentirse indestructible y sus enemistades aumentan.