María del Rosario Robles Berlanga, una de las mujeres más importantes de la política mexicana en los últimos años, si me permiten, con todo respeto hacia las demás, creo que es la más importante, por lo menos en los últimos 20 años, hoy se encuentra, con el traje de rayas, bajo custodia en el penal de Santa Martha Acatitla.
Robles se volvió aspiracional para la clase media, pues toda su educación fue recibida en universidades públicas, es economista por la UNAM y maestra por la UAM, militó buena parte de su vida en el Partido de la Revolución Democrática, donde alcanzó la posición de Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, convirtiéndose así en la primera mujer en hacerlo y presidir además el partido del sol azteca, entonces la némesis del PRI.
Luego, como todos sabemos, operó para que Andrés Manuel López Obrador ganara la elección para gobernar el entonces Distrito Federal, venciendo a Santiago Creel, por un escaso margen. A partir de ahí comenzaron los desencuentros con el actual presidente.
El asunto de Publicorp, empresa a la que asignaron contratos sin licitar por más de 50 millones de pesos, fue el primer escándalo en el que se vería involucrada la ex jefa de gobierno.
Y dicen las malas lenguas que quien estuvo operando y filtrando información para desprestigiar a Robles, fue nada más y nada menos que la dupla Padierna-Bejarano, incondicionales de “ya saben quién”. Esa dupla, por increíble que parezca, hoy no solo anda libre, sino que ocupan espacios importantes dentro de la 4T.
Pocos meses después vinieron los videoescándalos, donde personas cercanas a Andrés Manuel, como el propio Bejarano, Carlos Imaz, recibían montones de billetes de manos del empresario Carlos Ahumada, (entonces pareja sentimental de Robles) y Gustavo Ponce, otro colaborador cercano a AMLO, apostando a lo grande en un casino en Las Vegas.
Todo esto vino a dar al traste no solo a la carrera política de Rosario que, al ser vinculada sentimentalmente con el empresario argentino, fue indagada hasta en su vida personal, también esos videoescándalos le costaron la presidencia a Andrés Manuel, donde su “Honestidad Valiente”, quedó como un lema de campaña.
Con esos hechos, Robles quedó en el olvido, solo para volver y sorprender a propios y extraños como secretaria de Estado en el resurgimiento del “nuevo PRI”, el partido al que enfrentó desde su juventud, acabó sirviéndole.
Y conociendo a “ya sabes quién”, Robles se convirtió en un adversario político de facto.
Hoy se le acusa de omisión en el desvío 5 mil millones de pesos en el caso, conocido por todos de la “Estafa Maestra”, donde están involucrados 11 dependencias del Gobierno Federal, poco más de 10 universidades y cerca de 168 empresas, cuando era titular de las Secretarías de Desarrollo Social y Desarrollo Agrario Territorial y Urbano.
A pesar de que estos delitos no se consideran como “graves” un juez le dictó prisión preventiva por dos meses.
“Lo que acabamos de ver es un tribunal de estado; un procedimiento inquisitivo como los que había en la edad media”, dijo el abogado Hernández Barros en el documento y agregó: “Rosario Robles es una víctima, una presa política”, dijeron los abogados de la ex presidenta del PRD.
Sin hacer un juicio a favor o en contra, porque para eso están los verdaderos tribunales, no los de las redes, en este caso se omitió la presunción de inocencia y parece que, una vez más se está haciendo uso político de la justicia.
Robles se presentó al juzgado a dar la cara, a enfrentar las acusaciones como ella misma dijo “con las faldas bien puestas”, contrario a muchos que conocemos que les hacen falta pantalones y andan a salto de mata. Es un hecho que Rosario Robles está en la cárcel sin que se le haya comprobado delito alguno y en esta administración, todos los ciudadanos estamos expuestos a pisar la cárcel sin presunción de inocencia. No es algo que debamos aplaudir.
También seríamos ilusos en pensar que Rosario Robles no supo o no vio nada y el juez que condenó a dos meses de prisión preventiva a Robles, sugirió que se investigara a José Antonio Meade, así como a su superior inmediato, el ex presidente, Enrique Peña Nieto y al ex secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ambos hoy prácticamente en el exilio.
Esto nos hace pensar que quizá sea la nueva maroma de la 4T para distraer a la población de la actual situación del país donde la economía y la seguridad son un desastre y hasta el propio Andrés Manuel sabe que, nada calma más a una turba que un funcionario de alto rango esté en la cárcel.
Independientemente de que Rosario Robles sea culpable o inocente, este caso no huele, apesta a juicio de Estado. Por el bien de los mexicanos, esperemos que no sea así.
Estamos de acuerdo en que se investigue y se castigue a los culpables, sin violentar el estado de derecho de las personas presuntamente involucradas.
En su libro, “Con todo el Corazón”, que salió a la venta en febrero de 2005, la ex secretaria de estado cuenta que, cuando contendía por la presidencia del PRD, encaró a Andrés Manuel para cuestionarle el por qué se oponía a que ella fuera Presidenta del “Sol Azteca”, ya que su secretario particular (René Bejarano), estaba operando a favor de “otro candidato”, un hecho que la ex secretaria de estado, documenta que ocurrió en diciembre de 2002.
“No tengo nada contra ti”, dijo AMLO.
“Entonces amarra a tus perros”, replicó Robles y abandonó la oficina del entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Al parecer, los perros se soltaron.
Tiempo al tiempo.