México está herido en casi todo el territorio, el tejido social y la economía sangran, y mientas el presidente Andrés Manuel López Obrador está ocupado por retener para su marioneta la presidencia, el país se enferma más cada día y urge de una terapia de emergencia.
El 2 de junio solamente una marea de ciudadanos de al menos el 70 por ciento de la lista nominal pueden frenar el intento del sátrapa por robarse también la presidencia de la República y el futuro de la Patria.
Solamente en su delirio paranoico López Obrador puede creer que los mexicanos, especialmente los más pobres del país, viven bien, que la inseguridad, la corrupción que lo rodea y las carencias de salud son un complot de una sociedad secreta neoliberal para perjudicarlo.
Cree que puede engañar y salir ileso de su responsabilidad de al menos 300 mil muertes en la pandemia, del aumento de los homicidios, de al menos 1.5 billones de pesos que no aparecen en ninguna cuenta o de 700 mil millones evadidos por el huachicol de gasolina y gas.
Cree que puede salir ileso de la responsabilidad por haber liberado a Ovidio Guzmán, por los 138 muertos en Tlahuelilpan, por los 40 migrantes incinerados, por la complicidad en las corruptelas de hijos, sobrinos, parientes, amigos, gabiente…
Una repulsiva declaración sobre que el homicidio del niño Emiliano en El Paraíso, Tabasco, fue resaltado por los medios y las redes para: “Y aunque se enojen, como estamos en temporada electoral, y todo lo que sea para perjudicarme a mí”, dijo el jueves.
Ha llenado el país de elefantes blancos inservibles sin posibilidades de retorno económico de ninguna especie, lejos de mejorar el sistema público de salud lo colpasó y las inversiones fueron para la corrupción o se perdieron por ineptitud de sus funcionarios.
Los reportes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público muestran que sólo en el primer trimestre de este año se acumuló un déficit fiscal de 438 mil millones de pesos y la deuda pública llegó a 15.5 billones de pesos, un 45% más que en noviembre de 2018.
La DEA y organismos no gubernamentales estiman que al menos 850 de los dos mil 500 municipios de México son gobernados por grupos de la delincuencia organizada y los ciudadanos, sus empresas y sus bienes son rehenes de los mañosos.
Los fraudulentos programas de salud de López Obrador ponen a México al borde de una emergencia sanitaria especialmente para la población infantil, porque el 70 % de los niños menores de 10 años no han sido vacunados, además, infecciones como dengue, sida y tuberculosis aumentan.
Cientos de ciudades o comunidades tienen emergencias de agua potable, electricidad, comunicaciones, además de que el crimen organizado se ha convertido en el gobierno real que incluso cobra impuestos y derechos.
El 2 de junio los mexicanos solamente podemos escoger sopa de fideos o sopa de jodeos. La candidata del castrochavismo y su quinta columna, o la candidata ciudadana que representa la reconstrucción de un México herido y divido.
Ningún psicólogo o psiquiatra que se respete deja de percibir que Andrés Manuel López Obrador ya está completamente demente y a su personalidad narcisista suma ahora un trastorno paranoico y ya ha perdido el hilo con la realidad.
Hoy es muy claro que los ciudadanos vamos a tener que defender el triunfo de Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz contra las huestes obradoristas que son sindicatos gánster como la CNTE, los petroleros, los electricistas y por supuesto, los carteles de la droga.
Quien no salga a votar el 2 de junio se puede contar entre los asesinos de la Patria porque no decidir también es decidir. Morena tiene a lo más 30 millones de votos, si votan 70 millones de mexicanos, están fritos.