La cara buena de la IA

La IA tiene una cara muy buena: tener acceso a recursos de innovación, enriquecer tareas y, en general, aumentar la capacidad de aprendizaje del estudiante.
30/10/2025

"La tecnología es un sirviente útil, pero un jefe peligroso", Christian Lous Lange

¿Estamos preparados para la IA en la educación?

Hace poco, como maestra de asesorías para apoyo académico y exámenes de admisión a la universidad, me confesaban algunos alumnos que se apoyaban algunas veces o más bien, en muchas ocasiones, de la Inteligencia Artificial (IA) para realizar sus tareas escolares.

Por otra parte, también he escuchado entre los padres de familia quejarse de que sus hijos recurren a la IA para realizar varias de sus tareas (algo que ya no es novedad).

La IA, de acuerdo a la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) es una tecnología que permite a las máquinas simular aspectos de la inteligencia humana, tales como la percepción, la solución de problemas, la interacción lingüística y hasta la creatividad. 

Además de que, menciona la UNESCO, los rápidos avances en inteligencia artificial han generado numerosas oportunidades a nivel mundial, pero también plantean profundas preocupaciones éticas.

Por esto, existen todavía muchas dudas si será una herramienta para beneficio o a la larga, será una desventaja. Pero aquí el problema no es que se use, sino, más bien, cómo se usa al hablar en específico del tema de la  Educación.

Y aunque no podemos negar que la tecnología y la inteligencia artificial pueden ser de gran ayuda para docentes y estudiantes en el camino a la enseñanza, sí debemos estar conscientes de que es un arma de dos filos, pues también implica riesgos si no se sabe manejar en este mundo de inmediatez.

En el caso de los estudiantes, es fácil usar esta herramienta para sustituir lo que nuestro cerebro puede hacer, porque lo puede realizar en segundos, sobre todo la automatización de tareas que consideramos, tal vez, tediosas.

Eso puede afectar al estudiante al causar dependencia de la IA, derivar en un aprendizaje superficial o reducir la capacidad de estudio al “malacostumbrar” a la memoria, lo que resultaría en una falta de creatividad y pensamiento.

Pero la IA también tiene una cara muy buena, si se usa correctamente: tener acceso a recursos de innovación, enriquecer tareas, ser más competitivo y más productivo y, en general, aumentar la capacidad de aprendizaje,  búsqueda e investigación del estudiante.

Lo ideal sería educar para conocer mejor cómo funciona la IA:
1. Establecer normas y límites claros, de acuerdo a cada institución educativa, es un factor muy importante. Aunque no todas las instituciones educativas tendrían acceso, ése ya sería otro tema.
2. Fomentar el pensamiento propio y, a la vez, hacer conciencia de cómo combinarlo con la tecnología sin que ésta nos domine, es decir, manejar la herramienta con responsabilidad.

Esta transición conlleva retos, pero se puede lograr y esto apenas es el comienzo.

Tal vez la clave está no en condenar la tecnología, sino en saber combinar la inteligencia humana con ella para sacar el mayor beneficio.

Cristyreyfue3@gmail.com



CRISTINA REYES es comunicóloga, editora, correctora de estilo y una ciudadana preocupada por México.

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de Mobilnews.mx.

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