Juan Palacios

APOTROPAICO
Mientras Donald Trump sea presidente de Estados Unidos nuestro país se verá en la incertidumbre, por mucho que quienes detentan el poder en México se envuelvan en la bandera, canten el himno e invoquen la unidad nacional.


Parece ser que cuando los de Morena ejercen el poder que tienen es parte de la justicia social en tanto que cuando Trump ejerce el suyo, lo hace de forma espuria y sin autoridad moral para ello.


Quizá los lazos de la 4T con políticos cuestionables son simplemente la dinámica en que se ha envuelto la 4T, una dinámica de poder, que no le responde a Claudia Sheinbaum, sino a su propia inercia y a los objetivos de quien la fundó.


Trump cree en los juegos de suma cero, lo que uno pierde el otro lo gana y él no quiere perder.


El logro de la presidenta Claudia Sheinbaumno es menor, su estrategia evitó un daño mayor a la economía, pero por ahora solo ganó algo de tiempo.


El todopoderoso Morena se está encontrando con la amarga realidad, hay más poderosos. Afuera Trump y en México los cárteles.


Mientras piden unidad en torno a la presidenta Claudia Sheinbaum por las posturas de Trump hacia México, los de la 4T llaman traidores a sus opositores.


En caso de que las cosas no salgan tan bien como lo espera, o como lo señala en su Plan México, Claudia Sheinbaum ya tiene a quién culpar de ello, a Trump y su imperio yanqui.


Quienes se encuentran en las capas más bajas de la economía mexicana, ven en el narcotráfico una salida rápida a su vida de pobreza, pero son ellos los que ponen las cuotas de muertos.


López Obrador tiene en la 4T  un proyecto de muy largo plazo, dinástico, en tanto que otros grupos en su interior desean escribir su propia historia, se ve un inevitable quiebre en el movimiento.


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