Los compadres (hombre y mujer), se reunieron para comentar sobre un tema doloroso: ¡sus respectivos los estaban cuerneando! Asombro, desconcierto y rabia, los condujeron a una idea en calidad de mientras: cobrar puntual venganza, conociéndose en el sentido bíblico (cogiendo pues).
¿Nos vengamos de nuevo comadrita? ¡Por supuesto!; ¿otra vez compadre? La primera por coraje, la segunda por capricho, la tercera, ¡me piqué!.
¿Otra más compadre?, y el agotado compadrito, con voz débil, respondió: ¡A mi ya se me acabó el rencor!
La historia viene a cuento, porque el relato de Claudia y sus correligionarios insiste en recalcarnos, en convencernos de que Calderón, los neoliberales y la derecha, han sido los responsables de todas las calamidades y desgracias de este país. ¡Me da güeva entrar en detalles!
Son ya por lo menos diez años de estar fomentando el odio, al responsabilizar a la derecha de todo lo malo, y de las penurias que sufrimos. ¡Y ha funcionado! La Muchacha les permitió tomar y afianzar el poder.
Después de siete años en el poder, cuando se esperan buenos resultados de quienes prometieron tanto bienestar, más que mostrar objetivamente los progresos, insisten en recordarnos las maldades del pasado, las ofensas proferidas hace más de diez años.
Ante esto me pregunto: ¿Y si a la muchacha ya se le acabó el rencor?