En la relación interpersonal unos se benefician de otros. Por lo común el beneficio es recíproco, pero siempre hay la idea de que unos se benefician más que otros. En lenguaje refinado y diplomático, tal condición se expresa como: “mamar”. De ahí las recomendaciones de “no seas mamón” y “no mameís”.
Por otra parte, jugar a las contras, aliarte con adversarios o enemigos, buscar beneficios o ventajas exageradas, más allá de mamar razonablemente, se denomina, en refinado lenguaje, como: “dar de topes”. Mamar y dar de topes, de acuerdo con especialistas del comportamiento humano no es un buen comportamiento.
Hay seres privilegiados que han pasado por la vida aplicando exitosamente el complicado arte de “mamar y dar de topes”. ¡Tal es el caso de AMLO! Dejo al amable lector la tarea de dar ejemplos concretos que ejemplifican tal aseveración.
El interés aquí es explicar el actual conflicto que tiene AMLO con los gringos. AMLO se ha beneficiado de los gringos a través de la herencia que le dejó Carlos Salinas de Gortari, con el Tratado de Libre Comercio. ¡Ha mamado!
Pero al mismo tiempo se ha cansado de jugarle las contras a los gringos en el contexto internacional (los mal pensados creen que también nacional), aliándose con sus adversarios, e incluso insultándolos. Los gringos han sido tolerantes porque en el Poder Judicial veían un valladar para las locuras de AMLO.
Ahora que ven en la reforma al poder judicial el equivalente a que el loquito andará suelto, y se le podría ocurrir cualquier mamada y llevará a cabo, es natural que respinguen, y solo le advierten que: o mama o da de topes, pero no se pueden las dos cosas.
Por supuesto que AMLO reacciona airado y sorprendido. La vida, sus abyectos colaboradores, sus diputados y senadores zombis, sus fieles seguidores, y no solo ellos, Ernesto Zedillo, EPN, y una buena parte de la intelectualidad mexicana, le han concedido o consecuentado, el divino privilegio de mamar y dar de topes, y ahora resulta que los pinches gringos no quieren colaborar, ¿pos qué se creen?
