A decir verdad, las encuestas que Claudia va a realizar para conocer la opinión del Pueblo sobre el Poder Judicial, son absolutamente innecesarias.
En el contexto de polarización que vivimos, las mayorÃas que apoyan a AMLO inclinan su opinión en concordancia con los deseos, frustraciones, ilusiones, traumas o bajas pasiones de AMLO.
En consecuencia, si la encuesta pregunta si el Poder Judicial está corrompido, la respuesta mayoritaria será que sÃ.
¿Se deben elegir jueces, magistrados y ministros? ¡Por supuesto que sÃ!
¿El Poder Judicial está al servicio de los ricos? SÃ
¿El Poder Judicial está en contra del pueblo? ¡Por supuesto que sÃ!
¿El Poder Judicial libera a criminales? ¡Claro que sÃ!
¡Otra más gallero!
Cuando tengamos las elecciones de jueces y demás personeros del Poder Judicial, para los electores será muy claro quiénes serán los favoritos de AMLO, porque el ejército de servidores de la nación les habrá de informar, y ganarán los favoritos de AMLO.
Llegaremos a la Ley Suprema que hice pública desde hace cuatro años:
"Como Moisés me fui pal monte. He aquà las tablas:
Salus populi suprema lex est
ArtÃculo 1. Amarás a AMLO sobre todas las cosas.
ArtÃculo 2. Quien no ama a AMLO, odia a AMLO.
ArtÃculo 3. Odiar a AMLO, es delito grave.
ArtÃculo 4. AMLO puede hacer lo que le dé la gana.
ArtÃculo 5. Lo que haga AMLO es legal, moral y ético.
ArtÃculo 6. Todo lo no previsto quedará definido de acuerdo a la voluntad de AMLO.
Asà las cosas, compañeros."
¿Y SI TE ASESINAN A TI? ¡NADIE TE EXTRAÑAR�
La vida ha sido generosa con AMLO. Muchos de sus errores, con potenciales consecuencias graves, no han pasado a mayores.
EspecÃficamente me refiero a las múltiples veces que ha denostado y expuesto a personajes de los medios de comunicación, de la clase polÃtica opositora y más recientemente a ciudadanos comunes, como el que tuvo la desafortunada idea de despedir personal por haber votado por Morena.
Que no haya sucedido una desgracia no le resta gravedad a la situación: lo que se previenen son los riesgos, y no se ha hecho.
Cuando en redes corrió el tema de esta persona que fue exhibida en la mañanera de estos dÃas, yo planteé la pregunta: ¿y si lo asesinan?
En la irracionalidad que domina la discusión pública alguien comentó que yo serÃa el culpable; esto es, quien advierte el riesgo y no quien genera el riesgo, serÃa el responsable de la eventual tragedia.
Alguien más, una damita, fue más allá: ¿Y si te asesinan a ti? ¡Nadie te extrañará!
¡Válgame Dios! Me regresó a los 70’s, cuando quienes tenÃamos alguna participación polÃtica desde la izquierda, por modesta que fuera, vivÃamos en constante tensión, en plena conciencia de que alguien, con motivaciones diversas, podrÃa atentar contra tu vida.
Finalmente muchos somos blancos fijos; sin protección, sin vehÃculos blindados, vulnerables al lÃmite. Conscientes de que cada nuevo dÃa que vivimos, es porque a nadie se le ha ocurrido que debemos morir.
Por supuesto que a mà me pueden asesinar, y quizá algunos enfermos de la 4T sonreirÃan satisfechos o harÃan un festÃn. Pero de lo que sà estoy cierto, es de que no pocos me extrañarÃan.