"Politivirus"

Rogelio Ríos

MIRADA AL MUNDO
Con la llegada del Coronavirus a México y EUA se ha encontrado por desgracia un terreno fértil para la propagación, pero no por la virulencia del Covid_19 sino por la de los presidentes de atacar a sus adversarios.
06/03/2020

Era inevitable que, en sociedades polarizadas como las de México y Estados Unidos, el Coronavirus aterrizara como un arma más en las batallas políticas: un nefasto “politivirus”.

Desde Casa Blanca al Palacio Nacional, Trump y López Obrador vieron de inmediato la amenaza como una oportunidad de aporrear a sus “adversarios”.

Puedo entender que los políticos reaccionen así, pero la pregunta es qué tanto van a comprometer las respuestas de sus gobiernos a una amenaza real en aras de sus cálculos políticos.

Las respuestas, tanto de Trump como de López Obrador, pueden ser preocupantes.

“La falta de una cadena de mando para responder a pandemias es exactamente lo contrario a lo que se necesita en un brote: gobernancia clara, pensamiento estratégico y planeamiento a futuro”, nos dicen Chelsea Clinton (profesora en la Escuela Mailman de Salud Pública de la Universidad de Columbia) y Devi Sridhar (profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Edinburgo).

Ellas escribieron el 26 de febrero un artículo para el portal cnnespanol.com, “Bajo Trump Estados Unidos está menos preparado para un brote de Coronavirus”, en donde mencionan, entre otros ejemplos, el recorte de 3 mil millones de dólares en 2021 para el Departamento de Salud Global y Servicios Humanos.

“Tenemos un presidente desinteresado en lo que respecta a la salud mundial”, nos dicen Clinton y Sridhar, “ampliamente desdeñoso de los expertos y recientemente obsesionado y distraído por su juicio político”.

En una palabra, “el gobierno de Trump no está lo suficientemente preparado para enfrentar una gran amenaza como el brote del nuevo coronavirus”, concluyen las investigadoras.

En México su Presidente adoptó la postura que cada gobernante anterior ha asumido ante una catástrofe natural o amenaza sanitaria: negar su gravedad; aquí no pasa nada.

Justo cuando el sistema de salud pública mexicano está completamente dislocado, pues desapareció de golpe el Seguro Popular ante la creación del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (INSABI) que entró en vigor el 1 de enero en medio de una gran confusión administrativa, el Presidente López Obrador nos dice dos cosas:

Primero, que “estamos preparados para enfrentar la situación del coronavirus, tenemos médicos, especialistas, hospitales, la capacidad para hacerle frente”.

Segundo, que “no es, repito, según la información que se tiene, algo terrible fatal, ni siquiera es equivalente a la influenza”.

Por supuesto, tuvo también López Obrador una deferencia hacia sus eternos adversarios, los conservadores: “hay quienes quisieran que nos fuese mal, por cuestiones ideológicas, que nos afectaran estas epidemias y que nos fuese mal”.

“Están molestos porque ya no pueden robar”, agregó y prefieren que se enferme la gente para que quede mal el gobierno.

Llaman la atención las similitudes de las actitudes de los Presidentes Trump y López Obrador ante un problema concreto de salud pública -el coronavirus- y en general ante el apoyo a la investigación científica.

En mayo del 2019, el Presidente López Obrador anunció recortes draconianos a los apoyos a científicos y a los institutos en donde laboran: el 50% a fondos para viajes internacionales y para los pagos a trabajadores contratados; 30% en suministros de oficina y combustible para vehículos, entre otros.

En julio pasado, en una carta firmada por más de 11 mil investigadores científicos y académicos de centros de salud, centros públicos de investigación e institutos nacionales de salud, se pidió al Presidente López Obrador revertir los recortes presupuestales en las áreas de ciencia, tecnología, educación y salud.

“Esto es preocupante y nos parece un grave error tanto de política pública como de una estrategia de desarrollo”, afirmaron los científicos mexicanos. No valió de mucho la carta; los recortes se implementaron.

Tanto en Estados Unidos como en México, la investigación científica pasa por su peor momento en décadas, mal fondeada y desdeñada por las visiones ideológicas de sus gobernantes.

Es en este escenario en donde, primer acto, hace su entrada el Coronavirus: ¿qué nos traerá el segundo acto?

Rogelio.rios60@gmail.com



ROGELIO RÍOS estudió Relaciones Internacionales y es periodista de opinión sobre México y el mundo.  Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de Mobilnews.mx.

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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