Haitianos

Rogelio Ríos

MIRADA AL MUNDO
Vienen de un país que ya no les ofrece nada para aspirar a una vida digna. No hay vuelta atrás para ellos, deportarlos a su lugar de origen es como sentenciarlos a la muerte o a una vida miserable.
24/09/2021

Llegan los haitianos a Monterrey (la querida ciudad en donde resido), inundan la pequeña población de Ciudad Acuña, Coahuila, en la frontera con Texas, y siguen abarrotando a la ciudad de Tapachula, Chiapas, la puerta de entrada de Centroamérica a México.

Por cientos o miles, los distinguimos perfectamente bien por su piel negra y sus rasgos de origen africano. A diferencia de salvadoreños, hondureños y guatemaltecos, a quienes solemos confundir entre ellos, con los haitianos no hay confusión posible. No sé si en eso resida una percepción personal que comento a manera de hipótesis: ¿Por qué no los recibimos igual que a los centroamericanos? ¿Por qué hay más distancia con ellos, nos parecen enigmáticos, y los vemos más con curiosidad que con empatía?

No hablan español o lo hacen muy cortado. No dominan todos ellos el inglés y los mexicanos no entendemos su francés ni mucho menos su “creole”, la lengua isleña nativa forjada bajo la colonización francesa. Nuestros estereotipos de los haitianos incluyen los mitos de la santería y el Vudú, tal como se refleja en las películas y series de televisión, como si cada uno de ellos fuera un santero; injustamente, los etiquetamos con las pocas referencias culturales que tenemos a la mano.

Por lo menos entre los cientos de haitianos que han arribado a Monterrey desde el 19 de septiembre por la vía terrestre, el deseo que han manifestado algunos de ellos a los medios de comunicación es el de regularizar su situación legal y buscar empleo, a pesar de que el Gobierno de Nuevo León, a través de la Fuerza Civil, los ha tratado con excesiva dureza y nula solidaridad, ya no digamos ayuda inmediata a mujeres y niños que vienen en el grupo. Vergüenza para el Gobernador Rodríguez Calderón.

Vienen los haitianos, como los hondureños, de un país que ya no les ofrece nada para aspirar a una vida digna. No hay vuelta atrás para ellos, deportarlos a su lugar de origen es como sentenciarlos a la muerte o a una vida miserable. Si no podemos entender eso, no dejaremos de criminalizarlos y rechazarlos.

Muchos de ellos van en tránsito hacia Estados Unidos, un camino difícil en donde los más seguro es que los espere la deportación. Otros, los menos, han manifestado su deseo de buscar fortuna en Nuevo León a la luz de su prosperidad industrial, ¿no habrá siquiera algunas oportunidades para ellos? ¿O también los condenaremos a volver forzadamente a su país?

Para Monterrey, una ciudad construida por migrantes, la llegada de estos peregrinos provenientes de una lejana y pequeña isla caribeña será apenas un capítulo más de su capacidad de recibir y absorber las olas migratorias, entre ellas la de miles de coreanos que desde hace años se establecieron y prosperaron aquí a pesar de las barreras culturales y del lenguaje. ¿Coreanos, sí; haitianos, no? Cada quien conteste a su conciencia.

(Con los coreanos he tenido oportunidad de convivir y hacer buenos amigos. Me consta su dedicación al trabajo, su disciplina y gusto por la vida familiar. Si es posible, me acercaré a los haitianos que aquí se queden para conocerlos mejor).

Es verdad que el trato que les demos a los migrantes nos revela más de nosotros mismos que de ellos. Nos desafía su mera presencia, nos inquieta y sacude no para sacar lo mejor, sino lo peor de nosotros mismos (“son pobres, son negros”), unas caras oscuras que justificamos porque creemos que ya nos alcanzó la “invasión” de migrantes. Los haitianos serán un enigma en tanto nosotros queramos que lo sean, así es más fácil justificar las decisiones duras (rechazo, expulsión) y aplacar a las buenas conciencias.

¿De veras se va a acabar la civilización regiomontana por la llegada o el paso de los haitianos? No lo creo.

Rogelio.rios60@gmail.com



ROGELIO RÍOS estudió Relaciones Internacionales y es periodista de opinión sobre México y el mundo.

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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