Casi a la mitad de la Administración de López Obrador, en México el tema del cambio climático, como otros problemas mundiales, no tiene prioridad en la agenda del gobierno, vamos, es un asunto en el olvido.
En los días previos a la Cumbre sobre Cambio Climático convocada a propósito del Día de la Tierra por el Presidente Biden (celebrada a través de Zoom), en la cual Estados Unidos reúne a gobernantes y líderes mundiales a debatir sobre el tema, no se aborda la cuestión en México.
En plenas campañas electorales, en medio de discursos vacíos de candidatos moralmente impresentables e intelectualmente huecos, cuando la mayoría de los mexicanos lucha por llevar cada día comida a sus mesas, ¿quién va a pensar en el cambio climático?
Si no hay liderazgo, no hay interés entre la gente sobre cualquier tema. Desde Palacio Nacional, la propuesta del Presidente López Obrador a presentar en la reunión se redujo a sugerir al gobierno de Estados Unidos que apoye con recursos el programa mexicano “Sembrando Vida”, transportado a la América Central, y otorgue una promesa de visas de trabajo y ciudadanía a los centroamericanos que participen en el programa; es decir, casi dicta instrucciones precisas a un gobierno extranjero sobre cómo y a quien otorgar sus visas.
¿Le suena un poco descabellado decirle desde México al Gobierno americano qué hacer y qué no hacer en Centroamérica? No se preocupe, eso mismo han pensado analistas y columnistas mexicanos, al grado de preguntarse: ¿quién asesora al Presidente en política exterior? ¿No hay alguien que le señale los pros y contras de sus propuestas?
Recordemos por qué es importante esta reunión internacional sobre el cambio climático:
1) Al poner entre las prioridades de su gobierno la lucha contra el cambio climático, los Estados Unidos le dan un gran impulso al tema al reintegrarse como uno de los actores principales en la arena internacional. Apenas el lunes 19 de abril, los gobiernos de China Popular y Estados Unidos emitieron una declaración conjunta expresando su deseo de cooperación intensa en este tema (“cooperar entre sí y con otros países para abordar la crisis climática, que debe abordarse con la seriedad y urgencia que demanda”) independientemente de sus diferencias en otras cuestiones; ellos son, junto con la India, los principales emisores de carbono a la atmósfera.
2) Por consecuencia, en las políticas exteriores de ambas potencias ocupará una consideración especial el cambio climático y las emisiones de carbono como punto de acuerdo (o desacuerdo) con diversos países, según se apeguen estos o no a la nueva tendencia a impulsar las energías verdes. Desde Beijing y Washington, se utilizará este criterio “verde”, entre otros, para sus decisiones de política exterior y el impulso a inversiones públicas y privadas: no habrá financiamiento, por ejemplo, a ningún país para plantas de energía impulsadas por carbón.
3) El largo camino iniciado en los años 70s de conferencias internacionales sobre la contaminación atmosférica (recordemos al Club de Roma) , continuado en 1992 con la Cumbre de Río y plasmado en el Acuerdo de París (2015), además de su expresión en documentos fundamentales como la Carta de la Tierra, sigue su curso en la reunión que en estos días se celebra, ahora en medio de la terrible pandemia de coronavirus y la recesión económica que se vive en el mundo. No hay pausa ni se puede bajar la guardia. No es asunto de un Presidente o de otro, de un partido político o de otro, sino de toda la humanidad, pues ninguna nación deja de recibir los efectos del cambio climático.
Por lo anterior, me preocupa que México llegue a esta reunión virtual no solamente con una propuesta fantasiosa del Presidente López Obrador, sino porque el tema en sí no es hoy uno que tenga prioridad entre los gobernantes ni en la opinión pública mexicana.
Me refiero a que se piense en el cambio climático desde una convicción profunda de la importancia del tema, del daño que sufre el Planeta y de la conveniencia de legar un mundo mejor a las generaciones venideras, no porque sea una manera de “quedar bien” con Washington o Beijing o para salvar el prestigio a nivel internacional; eso es lo que más lamento.
Si no hay convencimiento entre gobernantes y gobernados sobre la urgencia de abordar con seriedad la lucha contra el cambio climático, los mexicanos nos limitaremos a hacer acto de presencia en la reunión virtual, la cual pasará seguramente desapercibida entre el aluvión de noticias de campañas electorales y candidatos: gana más titulares el patán Félix Salgado Macedonio que el cambio climático, así está México hoy.