Visiones de México en 2024: “¡Fue el Estado!â€

El gobierno de la Cuarta Transformación puede correr una suerte parecida al de Peña Nieto si deja sin subsanar la muerte de médicos y sanitarios en tiempos del Coronavirus.
01/06/2020

Llegamos al 2024 y el sexenio de López Obrador ha terminado.

En Facebook, Instagram y Youtube, los mexicanos observan atentos imágenes de personas en batas blancas y mascarillas. Son médicos, enfermeras, asistentes hospitalarios.

Hablan ante la cámara; aparecen, a intervalos, hombres y mujeres. Algunos no muestran emociones; otros, lloran.

Los videos se viralizan. Son testimonios de la pandemia de 2020, que la gente repasa frente a su monitor.

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“Mi esposo se dedicó a hacer todo lo posible para salvar a sus pacientes. Comenzaba a hablar de que no había suficiente material de protección, pero cuando veía la expresión de preocupación en mi rostro, cambiaba de temaâ€. Patricia Bravo, esposa del doctor Daniel Leglisse, quien murió por complicaciones de Covid-19, a los 47 años.

“Los pacientes llegaban muy mal y no respondían a los tratamientos. Más bien, empeoraban, y en dos o tres días fallecíanâ€.

“Alertamos… que estos casos cumplían con la definición técnica para ser sospechosos de Covid-19, pero nos ignoraron, y nosotros teníamos que atenderlos sin equipo adecuadoâ€, médico residente infectado por Coronavirus en hospital del IMSS en Tlalnepantla.

“No hay Gibenclamida, no hay metformina, no hay reactivos ni para tomar la glucosa, pero la corrupción se ve cuando, en el hospital, cambian el elevador cada año o aparece un piso de mármol cada dos añosâ€. Rafael Soto, enfermero del Hospital de Especialidades Centro Médico Nacional Siglo XXI IMSS.

“Nos están dando material chino que en la Unión Europea y en Estados Unidos ya han sacado de circulaciónâ€. Israel, enfermero, Centro Médico la Raza, después de recibir mascarillas chinas con la inscripción en inglés `civil use-non medical´.

“Hay algunos (médicos) que, de manera irresponsable, enloquecen porque llega un paciente al hospital… Si no quieren cumplir, quiere decir que solo estudiaron para llenar un espacio y ganarse una lana; se la pueden ganar vendiendo tacos, y les va mejor que al frente de un paciente al que le tienen miedoâ€. José Manuel Cruz Castellanos, secretario de Salud de Chiapas, en respuesta a las protestas del personal hospitalario de ese estado por la falta de equipos de protección.

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Hasta mediados de mayo de este año, había 11 mil 800 trabajadores de la salud confirmados con Covid-19. Pero aún quedaban 8 mil 275 casos sospechosos.

Hasta entonces, habían muerto 147 profesionales de la salud, entre médicos, enfermas, enfermeros y personal de apoyo. Se contagiaron en su centro laboral.

En espera de los resultados definitivos, sin noción siquiera de una fecha definitiva,  estos decesos causan el peor sentimiento de tristeza en la sociedad, sobre todo en los deudos. Existe la certeza de que pudieron evitarse, de que los lanzaron al abismo.

147 muertos, 200, quién sabe, estas personas fueron a dar directamente al regazo de la muerte. Se expusieron al contagio por cumplir con sus tareas. Enfermeras, médicos, camilleros, recepcionistas, empleados de limpieza, todos saben que los hospitales están infestados de patógenos peligrosos. Pero este riesgo lo han sabido neutralizar, casi al cien por ciento, con equipos de protección y protocolos. Incluso han sorteado padecimientos más letales que el Covid-19 a lo largo del tiempo. Sí, las batas, guantes y mascarillas especiales salvan. ¿Qué ha pasado, entonces, en esta pandemia?

El virus llegó al país cuando iniciaba un año de austeridad severa. Las prioridades del Gobierno Federal fueron la construcción del Tren Maya y la Refinería Dos Bocas. A la Salud le recortó 3 por ciento de inversión pública en 2020, y dejó el presupuesto de este sector casi igual que en 2019,  con una diferencia nimia de 0.07 por ciento. Visto el gasto programado, faltaba dinero para cubrir la demanda de insumos médicos. Y modificarlo, no quería. El material adquirido, después de continuas presiones, resultó insuficiente o de mala calidad.

Los hechos ya son irreversibles; nadie devolverá a la vida al personal fallecido por trabajar sin protección, sin pruebas de laboratorio y, prácticamente, sin hora de comida ni día de descanso. Pero aún no estamos en 2024, y el Gobierno Federal puede recompensar, con un gesto de altura, este sacrificio. Podría, por ejemplo, saldar las deudas familiares de médicos, enfermeras y auxiliares caídos, becar los estudios de sus hijos y pensionar a su pareja o a sus mayores. Además, haría bien en grabar en concreto o en placa los nombres de ellas y ellos. Si el New York Times, que comercializa su impresión, publicó sin costo una lista de personas anónimas muertas por Covid-19, ¿qué razón habría para  no ordenar un monumento a nuestros trabajadores de la salud?

También podría no hacer nada y dejar correr los acontecimientos. Así actuó el gobierno de Enrique Peña Nieto en Iguala, Guerrero, donde una revisión intrascendente en un retén de carretera terminó en la desaparición de 43 estudiantes. “Fue el Estadoâ€, gritaron familiares y gran parte de la sociedad. Por más que se defendieron los funcionarios, quedó la acusación en el imaginario social.

En 2024, el gobierno de la Cuarta Transformación puede correr una suerte parecida si deja sin subsanar la muerte de médicos y sanitarios en tiempos del Coronavirus. Alguien, tal vez, ya se apresta a exclamar: “¡Fue el Estado!â€.

(Testimoniales de Animal Político, Reforma y BBC México)

julian.javier.hernandez@gmail.com



JULIÃN J. HERNÃNDEZ ha sido editor y colaborador en periódicos de Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México. Actualmente es asesor en temas de comunicación y copywriting. https://medium.com/@j.j.hernandez

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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