El lugar de la mujer y la clase política de Nuevo León

¿Será que el neoleonés es patriarcal aunque el mundo civilizado vaya en otra dirección?
17/08/2020

Desde el episodio del senador Samuel García, expuesto como un machista ramplón, más de uno se pregunta si se trata de un caso raro y accidental o, por el contrario, es una costumbre entre los hombres de Nuevo León.

Quedará para siempre la imagen de García mientras reprende a su esposa por levantar la pierna ante la cámara, y la razón que da para exigírselo: “Me casé contigo para mí”. Los testigos de la escena, principalmente mujeres, se horrorizaron ante la exhibición de la compañera sentimental como propiedad del marido.

Porque la igualdad de género se ha afianzado en el siglo XXI, es parte de los valores en los países civilizados. La familia nuclear también lo es pero a condición de respetar y defender esta igualdad de las mujeres. El error de muchos es creer que la familia sigue siendo el primero de todos los valores. Ambos comparten hoy una importancia horizontal y las instituciones, la academia y los ciudadanos están ahí para decirlo. Luego, viene la idea arcaica del esposo como jefe del clan o rey de la casa: el patriarcado, en pocas palabras. Sálgase en público, en pleno 2020, a humillar a la esposa o a los hijos porque a uno “le cuestan”, y la tormenta le caerá encima.

Como aspirante a gobernador, Samuel García ha cometido una pifia descomunal. Ha demostrado que su compromiso con las mujeres es falso, solo discurso. Ha puesto en evidencia que sus palabras están separadas de sus actos; que unas son sus ideas y otras, sus costumbres. Por desgracia, no parece ser el único. Una rápida ojeada en las redes sociales de otros políticos revela los mismos usos. Ostentación de poder, culto a la personalidad, egocentrismo, la mayoría repite los clichés del machismo dominante. Ni siquiera la escena de una carne asada escapa a esta impresión; no se comparte por motivos gastronómicos sino por orgullo hueco.

¿Será que el neoleonés es patriarcal aunque el mundo civilizado vaya en otra dirección? Me consta que mis amigos son padres amorosos y razonables y no se comportan así. Pero, no puedo considerarlos la medida de todos. Descubrir la mentalidad de un pueblo o región ha tentado siempre a los especialistas. Al final, casi todos fallan (por caer en tópicos), no importa que se llamen Immanuel Kant. Eso no debe desanimar a los curiosos. Si los pensadores resultan poco confiables para este fin (por abusar de la interpretación), las profesionistas que están en contacto con la parte emocional de las personas pueden rastrear algo de sus mentalidades. Entonces, hay que preguntar a los psicólogos sobre el tema.

Por mi parte, desde hace décadas, sigo con gusto la columna de la terapeuta Josefina Leroux, publicada en el periódico El Norte. Ella comparte cartas de lectores, quizás pacientes, que atraviesan por una crisis personal. Les propone salidas prácticas y, sobre todo, les aclara malentendidos sobre sus roles en la sociedad. Como la mayoría es de Monterrey, ahí diviso algunos rasgos de carácter de los habitantes de esta magnífica ciudad.

Tengo presente el caso de un hombre que debe abandonar el hogar por exigencias de su esposa. Él le fue infiel; acepta su culpa y se arrepiente. Por un tiempo, ella parece olvidar el asunto pero un día le pide salirse, llevarse sus cosas y dejarla con sus hijas. La desesperación se apodera del esposo. “Le pedí perdón muchas veces… Tenemos dos hijas y dice que lo hace por ellas, no entiendo. Yo quiero estar en familia. ¿Qué puedo hacer?”.

“Yo quiero estar en familia”, esta frase pone en perspectiva la ansiedad del hombre. Está a punto de perder algo preciado, quizás lo más preciado. Sin proponérselo, pasa a ser la víctima.

La psicóloga aclara la situación como quien, de pronto, enciende la luz en un cuarto. “En el siglo pasado, los hombres creían que las esposas perdonaban la infidelidad. No eran más familiares ni más buenas sino más dependientes de sus maridos”. Eso: el marido angustiado vive en otra época. A pesar del cambio cultural, sigue pensando que su esposa mira al mundo con el cristal que usa él.

En este caso específico, Josefina Leroux le da posibilidades de reconstruir el matrimonio al autor de la carta. Por tratarse de relaciones interpersonales, aconseja asumir la responsabilidad, comprometerse a cambiar y mejorar la comunicación de pareja. Así termina sus comentarios, con una orientación al paciente para abrirse camino. Personalmente, me interesan más sus diagnósticos como un trabajo de análisis y razonamiento. Suele remover el oscurantismo cultural de muchos hombres. Al de la historia en cuestión lo somete a un baño de realidad bastante ejemplar. “Algo que irrita a las ofendidas por la infidelidad es que les pregunten: ¿Qué puedo hacer para ser perdonado?, ya que revela poca conciencia o reflexión de lo que hicieron”.

Pero este artículo no busca dar consejos de pareja sino aproximarse a la mentalidad del regiomontano o, al menos, de sus figuras destacadas. Hallo lazos de unión entre el hombre que escribe a la terapeuta y políticos como Samuel García, que andan ya en campaña electoral aunque no sean tiempos oficiales. Han oído de estos temas, de equidad, igualdad, derechos, y llegan a proponer iniciativas en ese sentido. Pero su lenguaje, maneras y estilo de vida parecen del siglo XX y aún del siglo XIX.

Una de las historias más insólitas presentadas por la especialista plantea el escenario opuesto: ella, la esposa, es la infiel. La carta vuelve a escribirla el marido (¿señal de inseguridad masculina?). Por desdicha, no conservé la publicación pero puedo explicar la idea principal, motivo de escándalo. El hombre, desecho en angustia, ruega por consejo para continuar casado pues le preocupa la idea de divorciarse y “parecer fracasado”. Incluso le importa un bledo que su mujer siga con el amante. A tal extremo aplastan a algunos las convenciones sociales en la era de la inteligencia artificial.

Otro de los temas recurrentes son los celos de los esposos, los celos torrenciales, enfermizos. Ahora es la mujer quien describe el cuadro: marido posesivo, hostigador, violento, que revisa su celular y se burla de ella delante de amigos y familiares. Aunque parece bromista en público, en privado se enfurece y la sujeta hasta lastimarla. “Yo nunca le he sido infiel, pero él a diario me hace comentarios hirientes”, dice en la carta.

La respuesta de Josefina Leroux es suave y resistente como hilo de seda: “Las celotipias son problemas de personalidad y no necesariamente se originan de una experiencia sino de un pensamiento suspicaz desconectado de la realidad”. Nada de compadecer o victimizar al agresor por algún trauma del pasado. Tampoco sirve imaginar una falta escondida. Se debe colocar al esposo cara a cara con su conducta irracional. Seguro que obtendríamos una ganancia como sociedad si hiciéramos lo mismo con ese aspirante a gobernador, a alcalde o a diputado que tanto se promueve en Facebook.

Solo tenemos piezas incompletas del rompecabezas que debería mostrarnos la mentalidad neoleonesa o regiomontana. Pero hay evidencias valiosas: la posesividad, los celos y el machismo. Por lo menos, encajan en ciertos aspectos del senador García y en personajes del PRI y el PAN, que son los más activos en redes sociales. Sin embargo, ninguna definición del carácter local puede dejar fuera la determinación, la fuerza de voluntad y el espíritu de aventura (o emprendimiento) que caracteriza a los naturales de esta región.

FINAL

Si las crisis originan un cambio positivo, esta no debe ser la excepción. Cambiar costumbres arraigadas, muy profundas, de larga data, toma años. Los hombres de Nuevo León (entiéndase, los del tipo Samuel) no se volverán feministas tan pronto. La terapia puede ayudar pero se me ocurre un método novedoso, definitivamente radical: una mujer gobernadora.

julian.javier.hernandez@gmail.com



JULIÁN J. HERNÁNDEZ ha sido editor y colaborador en periódicos de Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México. Actualmente es asesor en temas de comunicación y copywriting. https://medium.com/@j.j.hernandez

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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