El amor también se infiltra en mujeres casadas

Quizás no seamos una sociedad tan conservadora como suponemos; quizás nos conocemos poco.
17/02/2020

Una mujer con gasas de luto lloraba sobre una tumba.

–Consuélese, señora –dijo un simpático forastero–. La misericordia del cielo es infinita. Habrá otro hombre en alguna parte, además de su marido, que todavía pueda hacerla feliz.

–Había –sollozó la mujer–, había, pero ésta es su tumba.

Cuentos de humor negro como el anterior se los debemos a Ambrose Bierce (1824-1914), escritor estadounidense con una vista afinada en la conducta cínica o astuta de la gente.

Pérfida, ingrata, débil, la mujer del relato le habrá caído mal a más de uno. Por suerte, es solo ficción, puro invento. Bueno, tal vez haya algunos casos en la vida real pero nada serio. Aunque, para estar seguros, sería mejor examinar los resultados de The Good Wife Study 2019, elaborado por Ashley Madison, la página de citas con amantes para ellas y ellos más grande del mundo.

Entre los miembros femeninos de esta página, las argentinas y las brasileñas declaran haber tenido cinco parejas extramatrimoniales cuando se aburrieron del esposo. Sinceramente, no nos extraña. Le siguen las inglesas, estadounidenses, chilenas y canadienses, con seis; más liberales, se sabe. A continuación, el primer lugar: las mexicanas… sí, las mexicanas. ¡Hasta diez amantes mientras vivían casadas!

Para entender esta conducta, sería un error cándido mirar con ojos de moralista o líder religioso a las mujeres. Poco se percibe si solo buscamos el bien y el mal en los actos. Debe haber una causa de orden natural que los explique, un poco a la manera clínica de un médico o terapeuta. Y, de hecho, la hay.

De acuerdo con la encuesta de Ashley Madison, el 75 por ciento de las mexicanas afirmó sentirse descuidada en su matrimonio (la insípida vida familiar: trabajar, dormir e ir al supermercado cada fin de semana). Esta sería una razón suficiente para la separación si solo se buscara el placer por el placer. Pero estas esposas conservan algunos valores: definen su matrimonio como “una fuente confiable de amor y estabilidad”.

Parecería, con esas dos respuestas, que las mexicanas se contradicen y están confundidas, pero el resto del cuestionario revela una síntesis más sutil e inteligible de la situación. Estas aventuras le proporcionan “menor tensión” al 43 por ciento de las entrevistadas para sobrellevar la casa, el trabajo y la familia. Incluso, al 40 por ciento le ayuda a tener mejor intimidad con su marido. Y hay una élite, el 26 por ciento, que dice contar con un “matrimonio más feliz” por sostener un affaire.

Como las capas del subsuelo, todavía subyacen otras causas debajo de las evidentes. El 64 por ciento de estas mexicanas ya no se siente atraída por su esposo debido a cambios en su apariencia. Filosóficamente, han sabido separar el atractivo físico (lo temporal) del sentimiento afectivo (lo permanente). A pesar de sus acciones, el 74 por ciento de las infieles sigue amando a su marido.

Estructuradas estas razones, con la mente abierta a las ventajas, las mexicanas entran con paso firme en la alcoba del amante.  El 68 por ciento asegura no sentir ningún remordimiento por engañar a su marido. Inesperadamente, las mexicanas superaron en esto a brasileñas, argentinas y canadienses. Quizás no seamos una sociedad tan conservadora como suponemos; quizás nos conocemos poco.

En aspectos como la autorrealización, Abraham Maslow sostuvo que ninguna persona es igual a otra a pesar de sus coincidencias culturales o biológicas. No sería razonable, entonces, ver en todas las mujeres mexicanas a una traidora incorregible ni en todas las casadas, a futuras Lucrecias. Pero el psicólogo estadounidense advierte sobre la importancia de las necesidades personales y la capacidad de cubrirlas para llegar a la plenitud; éstas son intelectuales, sociales y afectivas. La falta de una bastaría para despertar sentimientos de frustración, fracaso o inferioridad.

LEYENDO LA MENTE DE POTENCIALES INFIELES

Tal parece que adquirieron esta facultad los administradores de Ashley Madison a la hora de comunicar sus servicios. Hablan de modo directo y como si pudieran ver los pensamientos del espectador. “La vida es corta. Ten una aventura” ®, reza su eslogan.

Estupendos publicistas, solo necesitaron dos frases para aguijonear la curiosidad de la gente. En efecto, casi todos sienten pasar la vida demasiado rápido; muchos planes jamás se cumplen. Además, ¿vale la pena tanta fatiga y esfuerzo a cambio de tan fútil recompensa? Porque saben que la mayoría no ha logrado la ansiada autorrealización, señalada por Maslow. De ahí que, en realidad, parecen saludar a esa visitante deprimida, a ese esposo solitario, con un gesto complaciente: “Te estaba esperando”.

Estos trucos son poderosos para persuadir a cierto perfil de individuos que llena nuestras ciudades. Con gran acierto, el resto de los mensajes sostiene el mismo tono confidente y cercano, de gente confiable: “Millones de personas como tú están buscando una conexión discreta”. “Conocer a alguien en el trabajo o a través de amigos es demasiado arriesgado cuando la discreción es la preocupación número uno”.

Así, somos testigos nuevamente de la manipulación emocional para influir en los consumidores.  Ashley Madison lo sabe: los impulsos sentimentales de las personas son negocio (la Fiesta Nacional, el Día de la Madre, el Día del Padre, la Navidad, el Día del Amor). Con tal de desahogarlos, pagarán por ello.

Por cierto, el mercado de las citas con amantes se renueva cada año; mejor dicho, rejuvenece. Según Ashley Madison, las mexicanas, aburridas tempranamente, tienen su primera aventura a los seis años de casadas.

julian.javier.hernandez@gmail.com



JULIÁN J. HERNÁNDEZ ha sido editor y colaborador en periódicos de Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México. Actualmente es asesor en temas de comunicación y copywriting. https://medium.com/@j.j.hernandez

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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