Mientras nosotros discutimos si ya es tiempo o no de reabrir la economía, de si esa apertura traerá consigo nuevos contagios y más muertes, quizá no estaría de más echar una mirada a la historia de las pandemias.
Advirtiendo que no soy historiador y menos experto en temas epidemiológicos, quizá poner en perspectiva la situación pueda ayudarnos a tomar decisiones, en nuestro caso personal, aunque, a fuerza de ser sinceros, no me gustaría estar en los zapatos de los gobernantes que tendrán que tomar las decisiones que vendrán, ya que podrían ser la diferencia entre la vida y la muerte para muchas personas.
Tanto la “gripe española” como “la peste”, dos de las enfermedades más mortíferas que se conocen en la historia de la humanidad, se presentaron por oleadas, siendo la segunda de ellas la más letal.
Según los datos de que disponemos, las muertes provocadas por estas enfermedades fueron cercanas a los 100 millones para el caso de la “gripe española” y unos entre 20 y 30 millones por “la peste” solo en Europa, siempre hay que recordar que las cifras son aproximadas ya que no se tenía en ese tiempo, como no se tiene ahora, un registro exacto de las muertes provocadas por estas enfermedades.
Poniendo en contexto las cifras, que aún en términos absolutos parecen muchas, diremos que en 1918 la población total del mundo era de 1800 millones de personas, de las cuales 500 millones fueron infectadas por la gripe española en tanto que las muertes significaron aproximadamente un 5 por ciento de la población total del planeta.
Por lo que respecta a las muertes por “la peste”, en Europa las muertes fueron el equivalente al 30 por ciento de la población.
Supongamos que se quisiera comparar “la gripe española” con el Covid-19, para ello tendrían que estar infectados unos 2100 millones de personas, si consideramos la población actual cercana a los 7500 millones en el planeta y las muertes deberían ser alrededor de 400 millones.
Son cifras a las cuales por ahora ni siquiera nos acercamos, pero además los avances médicos, no solo por lo que respecta a las medicinas, sino a los cuidados preventivos necesarios, nos indican que pudiera no llegarse ni de lejos a esos números, con lo cual no quiero minimizar la situación actual, solo señalar que de alguna manera hemos avanzado.
Pese a ello, abrir la economía, lo cual es necesario a todas luces, sin tener claro el panorama en que nos encontramos, nos hace pensar no solo en una segunda ola de la enfermedad, sino en que la primera pudiera crecer al “navegar a ciegas”.
Así es que, si va a salir, cuídese que ahí viene otra ola y no estamos en ningún estadio.