Hace algunos años, durante el apogeo de Lula Da Silva como presidente de Brasil, comenté en un programa radiofónico en el cual participaba bajo la conducción de mi estimado Héctor González, que para que en México se instrumentaran a plenitud las políticas neoliberales más salvajes tenía que llegar un gobierno de "izquierda" al poder.
Argumentaba en ese entonces, y aún lo creo, que por cuestiones de forma, la derecha o el centro en México no se atreverían a modificar el sistema del imperfecto "Estado de Bienestar" existente en el país, debido a que la izquierda mexicana, además de ruidosa, tenía mucho peso en términos mediáticos.
Así sucedió.
Ahora que llegó Andrés Manuel López Obrador, se están instrumentando los sueños más salvajes de un estado minimalista impulsados por Ronald Reagan y Margaret Thatcher en sus mejores días. Tal como Henrique Cardoso lo hizo en Brasil, seguido por Lula.
En ese entonces, con Reagan y Thatcher, tomó carta de naturalización la idea de un estado "esbelto" y la del bienestar como responsabilidad individual y no del Estado. Para que los ciudadanos aceptaran esta versión de la realidad, se redujo la calidad de los servicios del Estado, Salud y Educación principalmente, para que las personas optaran por otras opciones.
También se impulsó una política de "poner más dinero en el bolsillo de los ciudadanos" por la vía de reducir los impuestos y de transferencias de dinero directamente a ellos y no vía subsidios o servicios.
Hoy podemos ser testigos en México, de una situación similar a la que desde fines del siglo XX se impulsó en los países desarrollados, exceptuando algunos de Europa.
La Educación y la Salud ya no son prioridad de este gobierno, los recortes presupuestales lo muestran, se trata de ofrecer cada vez peores servicios para que, quien pueda, busque una opción privada.
Al mismo tiempo se celebra que, aunque no haya crecimiento, hay, dicen, más dinero en los bolsillos de los mexicanos, vía las transferencias que, sin intermediarios, se entrega a las personas para suplir los servicios de guarderías, de salud en enfermedades catastróficas como el cáncer y así.
Hoy no se habla de un Estado "esbelto", pero sí de un Estado austero.
Ah, y se apuesta todo al libre comercio y al petróleo en manos del Estado.
Lo dicho, tenía que llegar al poder la "izquierda" para que los sueños de Reagan y Thatcher se hicieran realidad.
García Luna
No son buenas noticias para el país las que traerá la detención en EUA de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad durante el sexenio de Felipe Calderón.
Júrelo, o apueste doble contra sencillo, que más de uno de los funcionarios, emanados de todos los partidos, debe estar preocupado con razón.
El futuro no le pintará bien a muchos.