Quien crea que la marcha del próximo domingo promovida por AMLO es una marcha por el ego, no ha entendido el momento por el que atravesamos.
Entre los viejos priistas había una máxima que rezaba “el día más importante de la campaña, es el día de la elección”, tenía una razón de ser, dado que ya se sabía de antemano, o al menos se daba por descontado, que el ganador sería ese partido, lo que se buscaba era que la victoria fuese por amplio margen, así que había que llevar a los electores a las casillas a como diera lugar.
Eran otros tiempos y la máxima tenía validez, sin embargo, cuando la competencia electoral hizo que ya el triunfo no se diera por descontado para el PRI, dicha máxima comenzó a tener sus “asegunes”, ya que además de llevar a los electores a las urnas el día de la elección, era necesario crear antes la imagen de que tal elección era ganable.
Hasta hace unas semanas resultaba impensable la derrota de Morena en las elecciones del 24, la imagen de una oposición desdibujada, desorientada y sin propuestas había sido cultivada desde el poder y alimentada por la propia oposición que no salía de su marasmo luego de las elecciones del 18 en que prácticamente fueron barridas de la faz de la política mexicana.
La marcha que en principio fue organizada en defensa del INE, trascendió su objetivo y mostró que puede haber vida después de Morena y el presidente entendió la situación, el momento.
Luego de la marcha, se abrió la posibilidad, para sorpresa de la misma oposición, de que Morena fuera derrotada, no la certeza, pero sí la posibilidad, una opción que hasta ese momento ni siquiera se planteaba, por más que las elecciones del 21 no fueron un éxito equiparable a las del 18 para el actual partido en el poder, la mayoría pensaba que no había forma de derrotar al presidente y su partido.
Mucho menos cuando AMLO cuenta con toda la fuerza del aparato de estado, con el apoyo de algunos de los poderes fácticos más importantes en el país, pero de pronto la opción estaba ahí.
Como buen “animal político” que es, el presidente olfateó esa posibilidad y optó por sepultarla, por cortarla de tajo. Por ello es por lo que organiza la marcha, para volver a crear la imagen de invencibilidad de su partido, de su movimiento.
No importa si la marcha se alimenta de “acarreados”, eso es lo de menos, al final de cuentas, lo que verdaderamente importa son las imágenes de las calles atestadas de gente apoyando a Andrés Manuel, que no necesariamente a Morena, las redes sociales atestadas de comentarios e imágenes de la marcha, en favor o en contra, es lo de menos, será simplemente “EL TEMA” y eso es lo que busca el presidente.
No, la oposición no debería equivocarse, no debería intentar descalificar la marcha con temas tan bobos como “la marcha del ego” y cosas así, lo que debe ponerse a pensar es de qué manera va a poder hacer frente a todo el aparato de Estado al que enfrentará en el día de la elección, porque, como en los viejos tiempos, ese será el día más importante, lo demás es imagen y ahí, también deberá dar la batalla, pero esta no se gana peleando en los términos del contrario, sino buscando las mejores condiciones posibles.
Es difícil, pero, aprovechando los tiempos mundialistas diremos que los partidos hay que jugarlos, pregunten si no a las selecciones de Argentina y Alemania.