Pese a que desde ya hace mucho tiempo que andan en precampaña muchos de los que sueñan y suenan para ocupar algún puesto de elección, creo que con la renuncia de Clara Luz Flores a su militancia partidista da inicio de manera abierta, la carrera por la gubernatura.
Y es que no solo clara, entre los alcaldes del área metropolitana, tiene aspiraciones de llegar a la gubernatura, ahí está Adrián de la Garza, quien ha intensificado su trabajo para mostrar resultados por aquello de que su partido lo quiera impulsar a nuevas responsabilidades
O Miguel Treviño, el alcalde “independiente” de San Pedro, que ya mueve sus fichas para ver si se le hace competir por la gubernatura.
Eso sin nombrar a los senadores Víctor Fuentes y Samuel García, sin dar por descontado a alguno que otro diputado local. Aparte se encuentra Ildefonso Guajardo que actualmente no ocupa algún puesto pero que se mueve con miras a la gubernatura.
En fin, que el movimiento realizado por Clara Luz seguramente hará que otros también hagan los propios para no quedarse rezagados.
Creo que estamos a nada de iniciar la real carrera por la gubernatura entre aquellos que sí tienen posibilidades de alcanzar por lo menos la nominación por parte de sus partidos o instancias a través de las cuales piensan competir, pese a que faltan meses para que inicie el año electoral y casi un año para la definición de las candidaturas.
Cabe hacer una aclaración, contrario a lo que muchos piensan, considero que no es reprochable que un político que ocupa un puesto piense en dar el salto a otro de mayor jerarquía, como por ser este el caso, que un alcalde considere llegar a la gubernatura del estado.
Es como pedirle a un jugador de futbol que acepte que siempre estará en la banca o decirle que no puede pensar en emigrar a un equipo europeo porque ahora pertenece a uno de México o de la MLS. Me parece absurdo pedir a los políticos que no aspiren a mejorar porque una corriente política los llamará “chapulines”.
Pero eso sí, lo que me parecería fuera de lugar es que un alcalde descuidara, que no es el caso hasta hora, sus labores por andar en precampaña. Eso sí que estaría fuera de lugar.
Lo demás, lo del chapulineo, ha sido hasta ahora una forma de golpear a los políticos por el simple hecho de querer ser algo más, de aspirar a alcanzar nuevas metas.
Una forma del combate político que a veces se quiere vestir de “preocupación” ciudadana.
En fin, viene la recta final de lo que se puede llamar el proceso interno de los partidos, ahora esperemos los resultados.