A diferencia de las leyes naturales, como la Ley de la Gravedad, las leyes sociales son hechura de las sociedades humanas, dar por sentado que formas de gobierno como la democracia están aquà de manera inamovible es engañarse, lo mismo sucede con objetivos como la igualdad o la equidad, son, en última instancia, fruto de la evolución humana, social, pero no leyes de la naturaleza, por lo que, aunque en algún momento de nuestra historia sean ideales de alguna sociedad, ello no quiere decir que al evolucionar esta continúen siéndolo.
Pongamos por caso la democracia tal y como se ha concebido en los últimos tiempos, no como la dictadura de las mayorÃas, sino como un modo de organización social en la cual las minorÃas ven respetados sus derechos. En un momento dado, como el que actualmente vivimos en nuestro paÃs, esas minorÃas, que en número de votos no son tan pequeñas, perdieron representación en los órganos de gobierno y legislativos, por lo cual sus puntos de vista simplemente son ignorados, como dirÃa el clásico, “ni las ven, ni las oyenâ€.
O como dice el actual presidente del Senado, es como el juego de la gallina, pero en lugar de dos coches más o menos iguales, de un lado avanza un tráiler y del otro un vochito, que, si continúa por su senda, no solo provocará un choque, sino seguramente su destrucción.
Asà también, los deseos de equidad, de evitar la desigualdad principalmente económica, no serán realidad por siempre, sobre todo cuando hay, como en la granja de Orwell, uno más iguales que otros y quienes pregonan ese valor con palabras, en los hechos lo hacen a un lado.
Hoy que vivimos una realidad en la cual se están desmontando instituciones y derechos propios de una corriente de pensamiento materializada en ellos, seguramente seguiremos en un paÃs con democracia, en el sentido de que habrá elecciones, aunque desde otra perspectiva la democracia pueda ser calificada como “iliberalâ€, ya que según la frase atribuida a Stalin “lo importante no es quién vota, sino quién cuenta los votos†y hoy por hoy, estos son contados por personas afines a la actual hegemonÃa polÃtica.
Asà pues, dedicarse a llorar por los rincones y clamar por volver al pasado inmediato, no es una opción, la fuerza para imponer sus puntos de vista la tiene hoy Morena, como en otro momento la tuvieron otros institutos polÃticos.
La diferencia es que el poder se está ejerciendo hoy de forma más descarnada que antes, esto en el aspecto polÃtico, porque en lo referente a los llamados poderes fácticos, hay otras fuerzas que están suplantando al Estado, cobrando impuestos y ejerciendo el monopolio de la fuerza y con esos poderes convive hoy la clase polÃtica, no digo que sean uno misma cosa, sino que ambos poderes coexisten en tiempo y espacio y al final uno de ellos habrá de imponerse.
Asà como en otros tiempos se construyeron instituciones acordes con una idea de lo que deberÃa ser la sociedad, hoy se están construyendo otras instancias que responden a otras ideas.
No se vale llorar, pero sà trabajar, lo demás no tiene sentido, al menos no ahora, porque para respetar los derechos de las minorÃas se requiere que quienes ostentan el poder crean en ello y resulta evidente que hoy solo se piensa en el poder de las mayorÃas, ya cambiarán los tiempos. Creo.