“En el último lugar del mundo, luego de la cordillera, escondería las palabras en mis poemas si te fueras”. Dice Ricardo Montaner y pareciera que está describiendo la región mas septentrional de nuestro país, La Baja.
Es la parte más al norte de México y pareciera ser “el ultimo lugar del mundo” donde habita nuestra mexicanidad. La tierra de los cachanillas.
Ahí existe un lugar, el cual eligieron los vitivinicultores para sembrar sus viñedos desde principios del siglo pasado. Es un valle, El Valle de Guadalupe, que, por la calidad de su tierra, su cantidad de sol y agua, vientos marinos y humedad, emula las regiones de Europa en donde mejor crece la vid.
Quizá la casa vitivinícola más antigua, asentada en el Valle de Guadalupe, tiene más de 95 años, sea L.A. Cetto.
Tomando la carretera Ensenada Tecate, en el kilometro 73.5, se entra al valle de Guadalupe. Esta vía es una de las más bellas que se puede recorrer mirando la majestuosidad del océano pacifico que estrella sus olas en kilómetros de playas y pequeños acantilados.
No hay señalizaciones fáciles de seguir para llegar a este bendecido lugar, así que detenga el paso y pregunte. Busque por internet los teléfonos de las distintas casas productoras de vinos, para saber las horas en que reciben a los visitantes y los precios para acceder a sus amenidades.
Si prefiere puede tomar un tour que nace en Tijuana y que le llevan hasta ahí en un cómodo transporte y que le puede costar entre $2,500 pesos y tres mil pesos por persona.
Si prefiere rentar un carro, disfrutará no solo la visita a L.A. Cetto, sino el recorrido manejando por esa esplendorosa vía a la orilla del mar.
La primera cosecha del año se recibe con una fiesta muy tradicional y europea a la que le llaman “la Vendimia”. Empieza con una misa de agradecimiento para recibir los primeros frutos de la madre tierra y luego una competencia, muy del medioevo, que es la “pisada de la uva” donde participan mujeres y hombres pisando, literalmente, la uva en el lagar, para desprender el mosto. Posteriormente todos los invitados participan en una gran comida.
La fecha para celebrar la vendimia depende de cada casa vitivinícola, pero es siempre en los días finales de agosto y el mes de septiembre.
La visita a las instalaciones tiene precios bastante accesibles, entre 200 y 250 pesos por persona por el recorrido explicativo y una cantidad similar por una degustación de vinos, dos blancos y dos tintos.
El visitante aprende a distinguir los distintos aromas y el sabor residual que permanece en el paladar cuando degustamos un trago del vino. Es todo un protocolo que los amantes del vino, disfrutan con un experto.
El valle de Guadalupe es una visita obligada si viene a este ultimo lugar del mundo de nuestra patria.
Tendríamos que decir que esta zona del país es casi propiedad de los norteamericanos. La mayoría de todos los condominios y desarrollos de bienes raíces son de su propiedad.
Si usted trata de rentar un departamento en la modalidad de Airbnb, no se sorprenda que le tomen la llamada desde algún lugar de EU o de Los Ángeles.
El resto de los negocios nos pertenecen: restaurantes, changarritos para la venta de alimentos como nieves y dulces de las distintas regiones de México, así como camisetas y sombreros.
Sorprende ver fotografías de algunos personajes, de triste memoria, como El Chapo Guzmán, Escobar, y otros delincuentes famosos. También se nota la presencia de inmigrantes, principalmente de Centroamérica, y de algunas regiones del centro de México.
Por lo demás, una temperatura tan agradable que es un respiro a los calores tan angustiantes que vivimos en Monterrey.
Un viaje para olvidar, por unos momentos, los dislates políticos que vivimos, la falta de agua, la inseguridad, las mentiras y graciosadas de nuestro gobernador.
Si no vio su última graciosada no habrá visto que, además de parecer que había tomado dos cervezas de más, señalaba que los del prian tenían instrucciones de no buscarlo. De risa.
No perdamos la esperanza, ni la fe, hasta la próxima.