“Ay Culiacán tan hermoso, desde el filo de la sierra
Tus luces yo las diviso como mirar las estrellas
Cómo extraño a mis amigos, también a mi linda güera…”
#FuerzaCuliacán
Apenas estaba publicando hace 8 días exactamente sobre el tema de la violencia y un amigo y asiduo lector, Mario Gómez, escribió un comentario.
“Un abrazo a la familia sinaloense y en especial a los culichis... la columna de hoy fue la antífona de esta tarde en Culiacán”, señaló.
Antes que nada agradezco la solidaridad de todas y todos ustedes que amablemente me han mostrado por los recientes hechos.
Retomando el comentario de Mario, es muy acertado pues la escena era apocalíptica, un lugar donde el gobierno no pasa, una antífona (en forma de corrido) que resume la mayor crisis en lo que va del sexenio, un hecho por demás oscuro y polémico, otra muestra de incompetencia, de tomada de pelo, de ceder a las presiones de la Casa Blanca.
Todos sabemos (o eso creemos saber) lo que sucedió en Culiacán hace ocho días, un operativo fallido, precipitado, ordenado por Estados Unidos, bajo amenaza de un berrinche más de Donald Trump y vino la pifia, aterrizando en el estado de Oaxaca, el Presidente Andrés Manuel, estuvo de acuerdo, “avaló” la orden de soltar al hijo del Chapo, por sugerencia de su gabinete de seguridad.
Ese operativo suma 13 personas a los homicidios dolosos en México que, según estimaciones de la Casa Blanca, serán 35 mil al final del 2019. Y de los daños materiales, mejor ni hablamos.
Pues “Ya sabes quién” dice que, aunque lo llamen cobarde “acepta todo”, porque quiere “dormir en paz”, sin “daños colaterales”. Hay 30 reos del fuero federal que se fugaron del penal, si eso no es daño colateral, pues que alguien nos explique.
Y pues ya saben, en AMLOTOPIA, la popularidad del rey no se ve mermada por perder el control de una ciudad por parte de la federación en ¿cien años?, buen dato para investigar cuándo fue la última vez que el Ejército mexicano fue humillado por los narcos, por los mandos, por el ejecutivo.
Así, la maroma del día fue una presentación y una gráfica en la que presentó la encuesta de percepción de inseguridad que elabora el INEGI.
¿Y qué creen? que, pese al operativo en Culiacán, la población respalda su “estrategia” de seguridad, 80 por ciento y el resto, el 20 por ciento, en no permitir la corrupción ni la impunidad.
A veces cuesta creer que el Presidente promueva su gobierno con mentiras, falacias y contradicciones. En la 4T existe la política para mentir a la población de forma premeditada, así lo hicieron durante aquel trágico jueves.
Las autoridades, Durazo, principalmente, tienen que informar de los hechos sucedidos hace 8 días en Culiacán, de la tragedia que se vivió en Culiacán.
Hoy en Sinaloa, toda la plebe trabaja para regresar a la normalidad, a enterrar a sus muertos a reparar sus casas y negocios porque la vida sigue. Conozco a los de mi tierra.
La pregunta es si en la Casa Blanca, desde donde ordenaron la detención de Ovidio Guzmán, ¿Están tranquilos con la demostración del poder del crimen organizado en Culiacán?
¿Y el día que caigan los grandes capos? ¿De qué tamaño será la tragedia?
Estamos a merced del crimen organizado. El estado no se puede proteger ni a sí mismo, en Culiacán hubo balazos incendios, muertos, tortura, secuestros durante todo el día, una auténtica zona de guerra. El Crimen organizado dio un golpe en la mesa y se fueron impunes.
Cuando atraparon al Chapo Guzmán en la administración pasada ¿recuerdan algo similar para intentar liberarlo? No, no lo creo.
Cuando la autoridad se repliega, concede y cede, se evidencia como frágil, débil y, por lo tanto, fácil de controlar.
La guerra continúa: Abrazos, mamás y abuelitas: CERO; Balazos: 35 MIL (a finales de año)
El presidente sigue en campaña.
“Ni perdón, ni Ovidio”, como dijeron por ahí.
Por cierto plebes:
“Se quedaron con las ganas, se les peló Baltazar…”
#FuerzaCuliacán
De verdad, los sinaloenses, merecemos una explicación.
Tiempo al tiempo.