Ya parece costumbre el ver como los petardazos de la #4T se ceban, apenas nos estaban amenazando con el petate del muerto de la “traición a la patria”, apenas se nos pasaba el susto, cuando viene lo que está sucediendo con la liberación y traslado en jet privado del general Cienfuegos a México.
Al otro día de la detención del general y fiel a su discurso, el Presidente López arremetió contra el Ejército y soltó estas declaraciones que al interior de las Fuerzas Armadas, pues no cayeron bien.
"Como en el caso de (Genaro) García Luna, todos los que resulten involucrados en este otro asunto del general Cienfuegos, que estén actuando en el Gobierno, en la Secretaría de la Defensa, van a ser suspendidos, retirados. Y si es el caso, puestos a disposición de las autoridades competentes. No vamos nosotros a encubrir a nadie, ya pasó ese tiempo", dijo López.
Así el presidente López pisó terreno que no debió, pisó el terreno de las Fuerzas Armadas, sobre todo un gobierno que arrasa con las estructuras gubernamentales y se apoya más en el Ejército, les ha encargado reducir la violencia, además de administrar puertos y construir un aeropuerto en Santa Lucía, ahí los tiene de albañiles.
Vaya que la liberación del General en retiro sorprendió a propios y extraños, nos sorprendió tanto como su detención.
Hoy con el general en su casa, este mes de show mediático en torno al general nos deja más preguntas que respuestas.
Salvador Cienfuegos pasó los últimos 34 días tras las rejas, primero en Los Ángeles, California, donde fue detenido el pasado 15 de octubre y de ahí fue trasladado a la ciudad de Nueva York, para comparecer el día 5 de noviembre.
Los primeros sorprendidos con su detención fueron las propias autoridades mexicanas quienes hasta ese momento desconocían, no solo que la orden de captura del general estaba lista ¡desde agosto de 2019!, sino que, detrás de ella, había una investigación.
Y para muestra un botón, pues desde el 16 de agosto del 2019, el embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, sabía de las acusaciones por narcotráfico contra el general Cienfuegos, pero no podía revelarlas por la confidencialidad del Gran Jurado.
“Estaba al tanto de la acusación de Cienfuegos el año pasado, en realidad me enteré el primer día que llegué a México como embajador. Y dije: ‘Oh, por Dios, esto es una gran bomba de tiempo haciendo tic tac’, ¡pero no podía siquiera discutirlo con mi agregado militar en la embajada porque era información del gran jurado!", dijo el funcionario norteamericano.
La corte neoyorkina, acusó al general en retiro por tres cargos de narcotráfico: conspiración para manufacturar, importar y distribuir cocaína, metanfetamina y marihuana y uno más por lavado de dinero.
La fiscalía señaló que entre 2015 y 2017 Cienfuegos presuntamente colaboró con el cártel del H-2 para facilitar el traspaso de drogas a EU.
Parecería que, con uno de esos cargos y en manos de la justicia estadounidense, ya no habría salida para el general.
Sin embargo, estos delitos fueron desechados por razones de política exterior y al considerar la relación de cooperación en materia de Seguridad entre México y Estados Unidos.
De acuerdo con medios estadounidenses, la repatriación sin cargos por narcotráfico del ex secretario de la Defensa Nacional fue el resultado de una amenaza por parte del gobierno mexicano a Donald Trump.
“Si Estados Unidos no reconsideraba el caso contra Salvador Cienfuegos Zepeda, México consideraría expulsar de país a los agentes antidroga estadunidenses, lo que pondría en riesgo una alianza de décadas que ha servido para llevar a varios narcotraficantes ante la justicia”, dice el Washington Post.
Todavía ayer había quienes sostenían que la detención de Cienfuegos en EUA era señal contundente de apoyo, por parte de Trump, a la lucha contra la corrupción de AMLO.
Sin embargo, como decía, nos deja más preguntas que respuestas, como por ejemplo El caso que montó la fiscalía estadounidense contra el general ¿Estaba bien sustentado?
La versión oficial, referida por el canciller Marcelo Ebrard y la Fiscalía estadounidense, tras un diálogo se privilegió la relación binacional y el general será juzgado en México con pruebas aportadas por el Departamento de Justicia.
No obstante, aquí no tienen pruebas, van a tener que usar las pruebas de la fiscalía estadounidense y ahora a la 4T no le queda de otra más que se actúe con transparencia y se hagan las diligencias correspondientes para que se enjuicie y, en su caso se encarcele o exonere al general.
La liberación del general, sin duda es una válvula a la presión que alivió la tensión y el enojo de las Fuerzas Armadas por permitir que el gobierno pusiera en la silla de los acusados a uno de los suyos.
Ya veremos en que termina este asunto, lo cierto es que hay que poner atención en como el Ejército presionó para que Cienfuegos fuera liberado. No nos confundamos, detrás de la liberación del general, estuvo el Ejército Mexicano. No hubo justicia, hubo política.
Un Ejército descontento no es buena señal para el presidente, no le conviene a un gobierno que ha demostrado ser por demás inepto. Alguien debió de decírselo al Presidente.
El General está de regreso, sus bienes no serán decomisados, podrá viajar a Estados Unidos y podrá reintegrarse a las filas de la Secretaría de la Defensa de México.
El General está en libertad y los petates del muerto se le agotan a la 4T.
Tiempo al tiempo.