Mientras en México, Estados Unidos y otras naciones del Continente Americano prevalece la incertidumbre acerca del punto crítico de la pandemia provocada por el virus Sars-CoV-2, en países del bloque europeo diseñan ya el camino para un regreso a las actividades en vista de una reactivación económica, con todos los riesgos que ello implica.
Y es Europa la que marcará la pauta en esta nueva etapa, ya que se trata de la región que mayores contagios de la enfermedad Covid-19 ha registrado, con más de 1.5 millones de casos. Italia, el país más afectado, ha comenzado a aplicar un programa de desconfinamiento paulatino que implica reanudar ciertas actividades industriales, manufactureras y comerciales, así como un tímido regreso a la vida social, que varía según la región.
Desde Austria, Alemania, España, Grecia y Portugal comienzan a difundirse imágenes de adultos y niños en las calles, algunos de ellos de nueva cuenta en las aulas, y de centros de trabajo con personal que regresa a laborar en medio de severas medidas de seguridad. El denominador común es la distancia que debe guardarse entre la gente (1.5 metros en la mayoría de los casos) y evitar reuniones sociales o concentraciones en las vías públicas.
En la Francia de Emmanuel Macron, esta etapa de reapertura deberá esperar hasta el próximo lunes 11 de mayo. En aquella nación en la que se han registrado más de 25 mil muertes por Covid-19, se pretende retornar de manera paulatina a actividades en diferentes sectores económicos, incluidos restaurantes, bares y cafés, aunque los desplazamientos de más de 100 kilómetros quedan aún prohibidos.
En ese país, el debate y la preocupación se centra en el regreso a clases, previsto también para la próxima semana. Se trata de una arriesgada decisión, que ha generado dudas en la clase gobernante, por las implicaciones sanitarias que puede tener, con muy elevados costos políticos en un escenario en el que las cosas no salieran bien.
Es por ello que el Consejo Científico instalado en Francia con motivo del Covid-19 ha expresado su preocupación y rechazo a la reapertura de los centros escolares y se ha pronunciado por extender el cierre hasta el próximo mes de septiembre. Quizá sea en este ámbito, el educativo, en el que radique el mayor de los riesgos de la decisión adoptada por el presidente Macron.
México deberá seguir muy de cerca este proceso de desconfinamiento en Europa y analizar la correlación sanitaria y económica de esta serie de decisiones, particularmente en los países mayormente afectados. Es decir, realizar un detallado trabajo de observación que permita concluir si la finalidad de relanzar la actividad productiva tiene el debido sustento en materia de salud.
Será la base para tomar nuestras propias decisiones fundamentadas no únicamente en el concepto de actividad esencial sino en el principio de seguridad sanitaria. Solo así se podrán evitar innecesarios rebrotes de esta enfermedad que tiene al mundo en jaque.
SEGUNDO TERCIO. En México será crucial la decisión para el regreso a clases. Es mucho lo que está en juego.
TERCER TERCIO. Mala decisión la de frenar la producción y comercialización de cerveza. La falta de este producto que es consumido por 69 por ciento de los hogares mexicanos provoca un innecesario mercado negro y un aumento en los precios. Su escasez pega directamente en el ánimo de la gente.