Los niveles de aprobaci贸n al Presidente han sido, hasta hace pocos d铆as, el indicador m谩s noticioso y quiz谩 m谩s relevante a lo largo del sexenio, pero est谩 pasando a un segundo plano ante otro indicador primordial rumbo a las elecciones del 2 de junio, la intenci贸n de voto para presidente.
Aun as铆, no deja de ser relevante mirar los niveles de aprobaci贸n y sus desgloses por segmentos sociopol铆ticos, ya que el 2 de junio est谩 en juego la continuidad del proyecto obradorista, la denominada cuarta transformaci贸n, y por ello, la manera en que el electorado eval煤a al gobierno actual es un indicador muy importante.
Durante varios meses, la popularidad del presidente L贸pez Obrador ha mantenido un nivel muy estable, variando entre 54 y 58 por ciento, de acuerdo con la serie de encuestas nacionales de El Financiero, y obteniendo 56 por ciento en el sondeo m谩s reciente, realizado en febrero y publicado el martes pasado en este diario.
Si se observa el desglose de la aprobaci贸n presidencial por partidistas y apartidistas, el escenario de la popularidad luce bastante polarizado.
De acuerdo con las encuestas nacionales realizadas en enero y febrero, los ciudadanos que se identifican con Morena aprueban al presidente L贸pez Obrador en 94 por ciento, y solamente hay 4 por ciento de morenistas que desaprueba la labor del mandatario.
En contraste, las personas que se identifican con los partidos de oposici贸n como el PAN, el PRI o el PRD, las oposicionistas, otorgan una aprobaci贸n de apenas 6 por ciento al Presidente, mientras que 94 por ciento desaprueba su labor.
La polarizaci贸n partidaria se ve reflejada muy bien en la popularidad presidencial.
Como ya hemos se帽alado en este espacio en otras ocasiones, el segmento mayoritario de apartidistas suele ser el fiel de la balanza, y en estas dos 煤ltimas encuestas el balance es muy parejo: 49 por ciento de apartidistas dijo aprobar al Presidente, mientras que 51 por ciento lo desaprueba. Es una aguda divisi贸n de opiniones en el segmento m谩s numeroso y que probablemente definir谩 las elecciones del 2 de junio.
A lo largo del sexenio, el Presidente ha contado con un balance favorable entre el segmento de apartidistas, pero justamente al iniciar las campa帽as, ese segmento luce dividido, mientras que los partidarios de cada lado lucen polarizados.
En la narrativa de las campa帽as, es probable que el Presidente y su gobierno sean una referencia constante, que se examinen diversos aspectos de su gesti贸n, de su desempe帽o y de la viabilidad de la continuaci贸n de su proyecto.
La campa帽a de Sheinbaum ya habla de un segundo piso de la cuarta transformaci贸n, por ejemplo. Es una referencia un tanto peculiar, porque el segundo piso que prometi贸 AMLO al Perif茅rico y al Viaducto durante su gesti贸n en el DF qued贸 inconcluso, mientras que lo que se construy贸 en el Perif茅rico tiene cierto estigma de clase.
Por otro lado, la campa帽a de G谩lvez no parece estar antagonizando frontalmente con el gobierno de L贸pez Obrador, como si temieran que alg煤n ataque pudiera tener efecto richochet.
El Presidente ha mantenido buenos niveles de popularidad y ha mostrado un singular efecto de tefl贸n, como lo muestran los datos recientes de El Financiero, no s贸lo manteniendo estable su aprobaci贸n luego de semanas de informaci贸n potencialmente desgastante, sino mostrando mejoras en su imagen de honestidad y liderazgo, signo de un cierre de filas en torno a su liderazgo.
Por otro lado, la imagen presidencial de capacidad para dar resultados ha sido menos favorable, y devela un punto cr铆tico de la actual administraci贸n, aunque tambi茅n un punto de posible ventaja para Sheinbaum si la saben aprovechar.
El Presidente no estar谩 en la boleta, pero su proyecto y su movimiento s铆. Los niveles de aprobaci贸n presidencial est谩n pasando a un segundo t茅rmino en la cobertura noticiosa, pero son un indicador muy relevante pol铆tica y electoralmente hablando.
Veremos c贸mo evoluciona la aprobaci贸n al mandatario en estos meses de campa帽a, sobre todo entre el segmento mayoritario de apartidistas, y c贸mo el apoyo al Presidente se traduce o no en votos para su movimiento. Por lo pronto, la popularidad presidencial luce bastante polarizada entre los segmentos partidistas.
