El pasado 7 de septiembre inició formalmente el proceso electoral 2021. Serán convocados a las urnas alrededor de 95 millones de electores para votar el domingo 6 de junio. Si las tasas de participación de dos elecciones intermedias anteriores nos sirven como guía, 45 por ciento en 2009, y 47 por ciento en 2015, bien podríamos esperar una participación de entre 45 y 50 por ciento en 2021, es decir, entre 43 y 47 millones de votantes, poco más o poco menos, suponiendo que la pandemia no sea un factor que desmovilice y signifique otras complicaciones para entonces.
El banderazo de salida implica que el órgano electoral, el INE, debe ir haciendo los preparativos para la fiesta; que los partidos y sus candidatos vayan preparando sus propuestas para apelar al voto; que quienes observamos con fascinación las elecciones vayamos afinando detalles en nuestras respectivas actividades y puntos de observación. Pero lo más importante, que los ciudadanos estén atentos y ejerzan el poder del voto, nuestro mecanismo de responsabilidad política y rendición de cuentas por excelencia.
En estos momentos, ¿qué tanto le interesa a los mexicanos votar en 2021? De acuerdo con una encuesta nacional de EL FINANCIERO realizada en este septiembre, el 32 por ciento nos dijo estar muy interesado en votar, mientras que el 36 por ciento dijo estar algo interesado. Por el contrario, al 25 por ciento dijo que le interesan poco las próximas elecciones y al 6 por ciento no le interesan nada.
Todavía faltan varios meses para los comicios y lo más probable es que el nivel de interés en votar aumente conforme éstos se acerquen. Pero una radiografía del interés en votar nos dice mucho acerca de cómo andan los ánimos políticos hoy en día. Según la encuesta, los hombres expresan un interés ligeramente mayor en votar que las mujeres; los mayores de 50 años un poco más que los jóvenes menores de 30, y los mexicanos con estudios universitarios muestran mucho más interés que los que tienen estudios básicos. Hasta aquí, nada nuevo, así lucen los típicos factores demográficos que se relacionan con la participación electoral.
Pero hay otros aspectos a los que vale la pena ponerles atención. El primero es político-partidista: los morenistas y quienes apoyan al presidente López Obrador están más animados para votar en 2021 que los opositores y quienes desaprueban al Presidente. El segundo es ideológico: los izquierdistas tienen más interés en votar que los derechistas, y éstos, a su vez, más que los centristas. La batalla por el centro del espectro político, si la hay, luce más como de movilización que de persuasión, por lo menos por ahora.
El tercer aspecto es de tipo informativo: los usuarios de las redes sociales expresan más interés en votar que los no usuarios. Y entre los usuarios, la minoría que usa Twitter expresa un interés substancialmente mayor en votar que los usuarios de Facebook, que son una mayoría de la población. Los tuiteros son comparativamente pocos pero más intensos. El cuarto aspecto es de política pública: los beneficiarios de programas sociales expresan mucho más interés en votar que los no beneficiarios. Hasta aquí, tres de estos cuatro aspectos juegan claramente a favor del partido gobernante por medio de la movilización electoral: partidismo, ideología y beneficiarios de programas. Las redes sociales me parecen más inciertas en cuanto a su dirección política, pero lo interesante es que también movilizan.
Hay un quinto aspecto a considerar, la pandemia, cuyos posibles efectos electorales dependen de cómo ésta evolucione. Por lo pronto, los entrevistados que dicen conocer a alguien que se contagió de Covid-19 expresan un mayor interés en votar que quienes no conocen ningún caso de contagio.
De igual manera, quienes conocían personalmente a alguien que falleció a causa del coronavirus también manifiestan un mayor interés en votar que quienes no conocen casos.
Y no sólo eso: si la persona contagiada (o fallecida) es familiar, el interés en votar es todavía más alto.
En ese sentido, la pandemia luce hoy como un factor de movilización electoral. Habrá qué ver si se mantiene ese efecto y a qué partido favorece o perjudica. En 2021, el electorado podría expresar su sentir respecto a lo que ha sido la pandemia hasta ahora.