“Ya no le diga cinismo. Dígale sinceridad”, Carlos Monsivais.
A Andrés Manuel le va de lujo. Si cabe, más que hasta ahora, que no es poco decir. Los datos de SABA Consultores recabados el pasado lunes registran una muy vigorosa alerta positiva en la aprobación al presidente, y una advertencia del mismo signo en las calificaciones altas. En ambos casos, los grupos que impulsaron los avisos son los de más edad, los de menos estudios, y los perceptores de apoyos sociales. No siendo estos últimos una novedad, conviene constatar que, a su vez, el número de los favorecidos por esos programas aumentó también hasta la advertencia positiva, en una correlación evidente. Sin embargo, en esta ocasión hay cuestiones que, para el observador, son, o deberían ser, muy llamativas.
En primer lugar, todo el bullicio y el alboroto entre candidatos, tanto en la 4T como en la oposición, no parecen haber afectado a la opinión pública en ningún sentido. El “Top of mind” que señala lo que captó la atención de los ciudadanos apenas muestra referencias a ello. Ni una mención, desde luego, a los señalamientos de Ebrard sobre el uso de recursos públicos a favor de Sheinbaum, lo cual invita a pensar que la mayoría de los seguidores de Morena dará por bueno el resultado del proceso interno, sea cual sea. Probablemente porque piensan, no sin razón, que será producto de la voluntad de AMLO, que alcanza en el promedio de la encuesta nada menos que un 68,2 % de aprobación. Sin embargo, en cuanto a los movimientos en la oposición, hay al menos tres menciones destacadas, y negativas, a Xóchitl: que acusó al presidente, que es una grosera, y que no es coherente. Así que los primeros efectos contraproducentes de los ataques de López Obrador contra la más destacada líder opositora han amainado, y empieza a funcionar la propaganda de a de veras. En el “frente”, poco a poco, se clarifican las cosas. No vamos a afear aquí a Creel su renuncia, pues parece que la imagen de unidad es lo que conviene a la oposición. Aún así, la distancia en este momento en intención de voto es sideral a favor de Morena, máxime si, como sabemos, todo repunte favorable de AMLO lleva a su partido en volandas tanto en identificación como en voto.
Ahora bien, en esta ocasión es imprescindible centrarse en aquello que no afectó a la imagen del presidente (y de su movimiento). El trágico caso de los jóvenes de Jalisco no sólo captó mayoritariamente la atención ciudadana, sino que protagonizó un vergonzante gesto en la mañanera por parte de Andrés Manuel. Como los “monos sabios” de la filosofía oriental, dijo no oír las interpelaciones al respecto. Observamos que se produce una alerta negativa en la preocupación por la inseguridad, y se completa una serie por encima de la media en ese aspecto. Paradójicamente, a resultas de ello, el máximo responsable de la nación, que se hace públicamente el sordo, sale reforzado. El famoso lema de la 4T, “no mentir, no robar, no traicionar”, se transforma en el de los mencionados monos: “no ver, no oír, no decir”. Lamento decir que se constata de ese modo una sociedad enferma, instalada en la dádiva, conformada en el ande yo caliente, y ríase la gente. Confiada en que el muerto siempre sea otro. Todo ello liderado y ejemplificado por el líder que, en conferencia de prensa, finge no oír y hace chistes sobre cinco ciudadanos desaparecidos. Como si ver en el presidente el reflejo de ese adormecimiento, de esa ignorancia voluntaria, ejerciera como bálsamo para las conciencias. La atroz inseguridad, que debería ser el centro del debate, se diluye entre bromas. Ahora entiendo lo de no explicar las matemáticas. Al fin y al cabo, como afirmó Marco Aurelio, la opinión de diez mil no tiene importancia si no saben de lo que están hablando.
