El camino de Damasco

“Toda verdad atraviesa tres fases: primero, es ridiculizada; segundo, recibe violenta oposición; tercero, es aceptada como algo evidente”, Arthur Schopenhauer.

A las puertas del inicio oficial de la campaña, nos encontramos, hoy sí, con un buen número de variaciones notables en los datos de SABA Consultores recabados ayer lunes. Y todas, sin excepción, son desfavorables para AMLO, para su partido y para su candidata. Cuentan los “Hechos de los Apóstoles” que Pablo, llamado entonces Saulo, cayó del caballo en el camino de Damasco cegado por una luz, y que a partir de entonces halló su conversión. No creo que, en este caso, estemos ante una intervención divina, pero puede que al menos una parte de los extraordinariamente contumaces seguidores de la 4T esté considerando haber estado en un error. Repasemos. El presidente desciende bruscamente, hasta la alerta negativa, en aprobación y en calificación media, además de registrar otra alerta del mismo signo en el rubro de peores políticos. Su candidata también recibe advertencia desfavorable en el “Top of mind” y tiende a la baja en intención de voto. Y el partido de ambos consolida su pérdida de seguidores y de votantes. En todos esos indicadores sus adversarios evolucionan justo al contrario. Xóchitl registra avisos positivos como candidata tanto en respuesta espontánea como opcional, y el Frente mejora notablemente en intención de voto. Específicamente, el PAN es el que sale mejor parado, con una alerta favorable en identificación y la figura de Felipe Calderón registrando una idéntica como mejor político. E impulsado no por los ricos, sino por la sufrida clase media. Siendo la polémica sobre los vínculos con el narco de AMLO el hecho que ha marcado la agenda en las últimas semanas, lo de Calderón es relevante, ya que su política fue claramente antagónica a la de Andrés Manuel. También el hecho de que Gálvez sea panista puede haber beneficiado a su partido. La cuestión es que, en el “Top of mind” de lo que prendió la atención ciudadana, en cuanto a acontecimientos políticos, amén de las elecciones, ya se asoma a la opinión pública la posible relación con el narco del regidor de los destinos del país. Lo demás son las menciones habituales a la delincuencia, con lo cual cabe pensar sin que suponga un disparate que el tema está afectando a los intereses de la 4T.
 
No es aún un vuelco. La distancia entre las aspirantes sigue siendo muy amplia, y además hay que esperar a la consolidación o no de esta tendencia. Aviso para las dos desiguales partes en que AMLO ha dividido a México: a una, que no cunda el pánico, a otra, que nadie confunda los deseos con la realidad. Lo que para mí es claro es que lo que más puede estar dañando a López Obrador (y a cuanto depende de él) no son las acusaciones en sí, sino su torpe, nervioso y agresivo manejo de la situación. Por ejemplo, situarse más allá del bien y del mal, con una supuesta autoridad moral por encima de la ley, revistiéndose de dones cuasi religiosos. Lo del narco apesta, y a algunos ciudadanos pudiera estarles sofocando ya el olor, y lo que deberían tener muy en cuenta en la 4T es que son más notorias y abruptas las alertas negativas sufridas, que los casi consecuentes avisos favorables para los rivales, lo que quiere decir que la decepción está en casa. Por otra parte, las voluntades gringas, que es de donde viene la cosa, seguramente no sean favorables ni a unos ni a otros. Tan sencillo como que probablemente prefieran un gobierno arrodillado que uno con las manos limpias. Con un Biden cada día más senil, la situación es más peligrosa de lo que parece. Aquí hay dos cuestiones: la veracidad o no de las acusaciones, y en cualquier caso, los motivos que impulsan a los gringos para propagarlas. Yo no sé la verdad, ni sé en qué fase de las que enumera Schopenhauer se encuentra. Tampoco quién se ha caído del caballo: si los gringos, a estas alturas, o los ciudadanos que tanto tiempo han tenido esto a la vista sin querer advertirlo ni reconocerlo.

adolcafe@yahoo.es