Caníbales

“Cuando el hambre aprieta, la vergüenza afloja”, Don Ramón (El chavo del ocho).
 
Se dice en el ciclismo que un corredor “hace la goma” cuando, cada vez que se descuelga del grupo, se vuelve a integrar a él de inmediato. Esta situación tiene varias interpretaciones: o bien el ciclista lo está pasando muy mal y, en una de esas, se queda atrás para no volver, o por el contrario es sumamente difícil apearlo del liderazgo, porque no le cuesta ningún trabajo regresar a su posición original. En los datos de SABA Consultores sobre la aprobación a AMLO sucede reiteradamente algo parecido, que en la medición del pasado lunes se confirma: cada vez que el Presidente se deteriora en el beneplácito a su gestión, casi de inmediato regresa a su promedio habitual. En este caso, una advertencia negativa la semana pasada se diluye como un azucarillo, pasando a ser casi meramente anecdótica.
 
Que esto sea un signo de una probable debilidad a medio plazo o de un respaldo estructural muy sólido que impide una y otra vez un deterioro mayor queda a discreción del observador. Pero yo me inclino por lo segundo, porque la misma cosa no se repite tantas veces por casualidad. Ahora bien, con una salvedad importante: la configuración del respaldo al Presidente ha cambiado de un modo radical desde la elección presidencial hasta hoy. Y esto se ha producido en base a dos cambios en las inclinaciones de los grupos sociales. Por una parte, sectores como los de más estudios han retirado su apoyo a Andrés Manuel, aunque durante la elección resultaron sumamente influyentes. La otra cara de la moneda es que esa influencia ha desaparecido, y por más que intelectuales y periodistas entonen el “mea culpa” el daño ya se hizo. En el lado contrario, está el reclutamiento de sectores como los de más edad, los de menos estudios o los de pocos ingresos, a través de la implementación de programas sociales. El peligro de construir sobre esos estratos es que son numerosos pero suelen ser los más pasivos a la hora de expresarse en las urnas. Así que esa transformación en la estructura del apoyo a López Obrador es mucho más relevante de lo que parece.
 
Hemos visto también en este monitoreo la gran vinculación entre la figura de AMLO y su partido, reflejándose en que este, a su vez, “hace la goma” y revierte el aviso negativo de la pasada semana. La otra variación reseñable es una alerta positiva para Luis Donaldo en el “Top of mind” de presidenciables, propiciada precisamente por los de más estudios. Sus números son aún exiguos, pero no tanto si consideramos que se trata de un indicador de respuesta espontánea. No obstante, en los cruces electorales no llega a disputar el triunfo a ningún candidato de Morena, sea que acudiera solo con las siglas de MC o en compañía de otros.
 
Estas posibles compañías, y esto no significa que MC se escape a este modus operandi, han demostrado en vísperas de la elección del domingo una deleznable forma de proceder, que no ayuda nada a la consideración general de la clase política mexicana. Esta ha quedado retratada en el que llaman “audiogate”, y se ha vuelto a demostrar que a la mera hora, para todos, todo vale. Hace pocos días Claudio Lomnitz hablaba de las bárbaras prácticas caníbales de los carteles como instrumento terrorista y de intimidación entre ellos. Estos políticos mexicanos de todo pelaje también se comen a bocados cuando les es menester, y de lo más que se quejan es de que ha salido a la luz el banquete cuando se trataba de “actos privados”. Lamentable espectáculo a pocos días de una votación que veremos cómo se ve afectada. En lo que a mí respecta, cada vez me asalta más la desagradable sensación de desencanto ante estos caníbales de la política. Todos parecen iguales. Son lo mismo porque comen lo mismo.

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